taciano soares

Manaus - AM

Fragmento Teatral

MADRE: ¿Dónde estabas a esta hora?

HIJO: No lo sé.

MADRE: Contéstame hijo.

HIJO: No me acuerdo, madre, te lo juro.

MADRE: ¿Qué has dicho?

HIJO: No recuerdo dónde estaba, con quién estaba, lo he olvidado todo, no sé qué me pasa, pero lo he olvidado todo.

MADRE: ¿Cómo puedes decir tal cosa?

HIJO: Pero no me acuerdo, no sé qué hacer.

MADRE: Te recordaré todos los días el dolor de las tetas que chupan de la vagina que se abre de la espalda que se lava de las manos que tocan de la pintura que se cae en el ojo del brazo que se quema en el aceite mientras se prepara la comida ropa casa techo hijo escuela y todo lo que ni siquiera tenemos pero que nos reinventamos y te damos porque te queremos, porque te queremos tanto que nos olvidamos de nosotras mismas. Eso es lo que olvidamos, de nosotras mismas. Me olvido de mí hasta que después tú te olvidas de mí, me borras y yo me quedo allí en el rincón sentada sola llorando acunándome porque estoy en medio de la carretera y hace un frío de cojones y te olvidaste de mí y yo también me olvidé de mi madre y no sé cómo volver. Echo de menos ser la madre del hijo que se va y ya no cabe en mi regazo y ya no llora y dice que ya no me necesita. Eso es lo que duele y te sigo esperando aquí hasta tarde, te sigo esperando siempre y dices que eso es lo que yo te enseñé: a esperar. Te enseñé mal, yo también me equivoco. Rescátame de aquí porque llevo mucho tiempo atascada, pero aún tengo leche que darte tú quieres ya lo sé. Es comida y no decimos que no a comida. Acuérdate de mí, hijo.

---

Él: Me gusta verte leyendo. La gente no sabe leer. (El hijo se ríe.) No lo entiendes.

HIJO: Se ríe, mucho, sin parar.

Él: Por favor, para.

HIJO: No para de reírse. No lo entiendo. Quiere explicármelo.

Él: Hoy te he dicho dos veces que me gusta verte leyendo.

HIJO: Y miró con esos ojos que sabe que tiene y lo sigue haciendo. Él lo sabe. Sospecho que le gusta. Sólo me mira. Sonríe con la mirada de quien se encuentra a sí mismo y ve que puede ser feliz un lunes por la noche. He vuelto. No estuve aquí. Volví por él, para él en mí. Pregunto si hay café.

Él: No, aquí no hay café.

HIJO: No lo entiendo. Puedo oler el café, es fuerte. Se nota que hay café en este lugar cualquiera puede olerlo desde lejos todos coinciden en que hay café.

Él: Estás alucinando. Aquí no hay café.

HIJO: Justo acaba de llegar a casa y empieza a gritar. ¡Grita que se vaya, que se detenga, que no quiere! Deja sobre la mesa las bolsas vacías de las compras que no se hicieron. Insisto en el café, lo espero. Puedo olerlo y me siento, digo que voy a esperar sentada aquí en el segundo escalón.

Él: Sonríes y nos quedamos en esos millones de segundos mirando.

---

HIJO: Hoy mi madre me ha hablado.

MADRE: Hija, sé al revés y la vida te revelará otras posibilidades.

Él: Hace falta mucho valor.

HIJO: Yo sé que sí, porque cada vez que voy por la calle y pienso que ya no estás en el mismo lugar donde te dejé, siempre me acuerdo de mi madre y ella cree en mí. 

MADRE (En sincronía.): Creo en ti.

HIJO: Porque siente que estamos aquí.

MADRE (En sincronía.): Os siento aquí.

Él: (Tras una breve pausa.) No siento que vivamos todo esto, que podamos pensar en nosotros mismos.

HIJO: ¿Ya no existimos?

MADRE (En sincronía.): Hija, no hagas eso.

HIJO: Hay una sombra que me persigue, que dice que todo estará bien.

Él: Esta frase que mientes porque no dices que en realidad no soy lo que te prometí que sería. Lo prometí, lo sé. Yo también vendí la misma imagen a alguien que no eras tú.

HIJO: Nos hemos perdido y ayer estaba en la cola del banco y no estabas y me dijo mi madre.

MADRE: Hace falta mucho valor, hija mía.

HIJO: Echo de menos a mi madre, no a ti, porque ni siquiera estabas aquí cuando tu mano me dijo tocando la mía, mi pierna, que estabas con ella y lo acepté me quedé en ese lugar donde no sabemos cuándo empieza y cuándo termina pero estamos en ese lugar que no es el mismo donde encontramos el valor que nuestra madre nos dice que es posible y necesario, que no escuchamos la puta boca de nuestra madre que nos dice y revela lo que puede pasar.

Él: Prefería cuando eras sólo un amigo.

HIJO: No te escuché, madre.

---

MADRE: Me estoy ahogando (Catatónica.)

---

Él comienza a reírse y se desvía hacia la carcajada, hasta que se atraganta.

HIJO: Me encanta cuando estoy contigo, cuando me miras de esa manera que ni siquiera puedo explicar, pero me miras, me coges de una manera y luego dices que no es realmente lo que estoy pensando, que sólo está en mi cabeza, pero me sigues mirando, sigues haciendo eso, y sabes que me estás provocando, que estás plantando tus semillas en mí y quieres esto, sigues haciendo eso, lo haces a propósito, me acerco, hablo, hablo muy cerca de tu oído lo que quiero y lo quiero, lo quiero mucho, tú no, tú dices que no. (ÉL se detiene.)

Él: Ahora sabes por qué no quiero follar contigo.

HIJO: Me haces llorar diciendo que todo esto es una alucinación.

Él (En sincronía.): Esto sólo puede ser una alucinación.

HIJO: Qué soy loca.

Él (En sincronía.): Eres loca.

HIJO: Mientras pasas tu mano por mis piernas, me llamas de loca, dices que esto no puede ser real, mientras tomas mi mano y la besas. Me besas la mano mientras me dices que estás enamorado. Por otra persona. Me lo dijiste ayer. Lo recuerdo. Así es. Ayer. Ayer.

Él: ¡Basta! (Abraza al hijo. El hijo se aleja.)

(Fragmento de Vacas bravas)



Taciano Soares es un artista de la escena, productor y gestor cultural. Dirige Ateliê 23, compañía de artes escénicas, audiovisual y productora cultural.

escucha la entrevista:

Apresentação Critica

Taciano Soares es un joven artista de la escena, investigador y productor cultural de Manaus, Amazonas. Dirige Ateliê 23, compañía de artes escénicas, audiovisual y productora cultural, en la que también trabaja como actor, dramaturgo, productor y gestor. Es doctor en Artes Escénicas y ha finalizado un máster en Cultura y Sociedad, ambos por la Universidad Federal de Bahía. Fue profesor de la Universidad Estatal de Amazonas, en las áreas de Teatro y Gestión Cultural, Secretario Ejecutivo de Cultura del Estado de Amazonas y Director de Teatros y Centros Culturales del Estado. Antes, formó parte de la Compañía Cacos de Teatro y fue uno de los creadores del Festival Escenas Cortas de Manaus.

El proyecto dramatúrgico de Taciano Soares es reciente y empezó por la necesidad de “hacerse oír sobre los atravesamientos que le llenaban”, como dijo el propio artista. Sus investigaciones en el área comenzaron de forma muy intuitiva y, poco después, fueron asumiendo un discurso más elaborado. De este proceso surgieron dos ideas importantes para Taciano. Una de ellas, la “bionarrativa escénica”, que, según él, se trata de una escena teatral construida a partir de historias reales, de vidas precarias, amenazadas por el sistema social vigente. Esta escena conecta con el espectador no desde la belleza, sino desde el choque. Otra idea es la de la “dramaturgia”, según la cual el proceso de escritura del texto sucede junto con la construcción de la escena. Es decir, el texto se desarrolla también a partir de la creación de los actores y actrices, la dirección, los demás profesionales de la escena. Una dramaturgia que se crea también en la sala de ensayos, a partir de los juegos y recursos escénicos, y no sólo en el despacho, cuando el autor se sienta solo a escribir, antes o después de los ensayos.

Taciano Soares se inspira en la dramaturgia que no se limita a la palabra, sino que también se hace, por ejemplo, “en una respiración acelerada para dar cuenta de otras formas de escritura”. El autor se apoya en la dramaturgia que se piensa y se hace con las voces que aún no se han podido escuchar, “que no están dispuestas en las estanterías”. El interés por las nuevas posibilidades y la ruptura de esquemas son actitudes presentes en la obra de Taciano.

Vacas bravas, una de sus obras, fue montada por Ateliê 23 en 2019 y, en 2021, seleccionada en el Concurso de Dramaturgia de la Federación de Teatro del Amazonas. Su título hace referencia al significado de “vaca brava” en Portugal: “El toro hembra se llama vaca brava, mientras que el buey hembra se llama vaca mansa. Es la vaca mansa, pues, la vaca lechera modelo que el hombre ha transformado en un mero producto de consumo, como si esa fuera la única razón de ser de las vacas. A partir de esto, el eu-lírico de la escena desea ser una vaca brava, alguien que no acepta su destino de vaca lechera, que no desea ser simplemente una vaca de mansedumbre”, explica Taciano. El texto, fragmentado y onírico, con un lenguaje poético y provocador, presenta tres personajes-territorios (madre, hijo, él), cada uno de los cuales sirve de metáfora para la trama. “Las vacas bravas son el deseo sublime de algo bueno, se trata de no aceptar lo que se impone, se trata de intentar y fracasar, pero seguir intentando”.

(Gorete Lima)



Taciano Soares es un artista de la escena, productor y gestor cultural. Dirige Ateliê 23, compañía de artes escénicas, audiovisual y productora cultural.

Taciano Soares es un joven artista de la escena, investigador y productor cultural de Manaus, Amazonas. Dirige Ateliê 23, compañía de artes escénicas, audiovisual y productora cultural, en la que también trabaja como actor, dramaturgo, productor y gestor. Es doctor en Artes Escénicas y ha finalizado un máster en Cultura y Sociedad, ambos por la Universidad Federal de Bahía. Fue profesor de la Universidad Estatal de Amazonas, en las áreas de Teatro y Gestión Cultural, Secretario Ejecutivo de Cultura del Estado de Amazonas y Director de Teatros y Centros Culturales del Estado. Antes, formó parte de la Compañía Cacos de Teatro y fue uno de los creadores del Festival Escenas Cortas de Manaus.

El proyecto dramatúrgico de Taciano Soares es reciente y empezó por la necesidad de “hacerse oír sobre los atravesamientos que le llenaban”, como dijo el propio artista. Sus investigaciones en el área comenzaron de forma muy intuitiva y, poco después, fueron asumiendo un discurso más elaborado. De este proceso surgieron dos ideas importantes para Taciano. Una de ellas, la “bionarrativa escénica”, que, según él, se trata de una escena teatral construida a partir de historias reales, de vidas precarias, amenazadas por el sistema social vigente. Esta escena conecta con el espectador no desde la belleza, sino desde el choque. Otra idea es la de la “dramaturgia”, según la cual el proceso de escritura del texto sucede junto con la construcción de la escena. Es decir, el texto se desarrolla también a partir de la creación de los actores y actrices, la dirección, los demás profesionales de la escena. Una dramaturgia que se crea también en la sala de ensayos, a partir de los juegos y recursos escénicos, y no sólo en el despacho, cuando el autor se sienta solo a escribir, antes o después de los ensayos.

Taciano Soares se inspira en la dramaturgia que no se limita a la palabra, sino que también se hace, por ejemplo, “en una respiración acelerada para dar cuenta de otras formas de escritura”. El autor se apoya en la dramaturgia que se piensa y se hace con las voces que aún no se han podido escuchar, “que no están dispuestas en las estanterías”. El interés por las nuevas posibilidades y la ruptura de esquemas son actitudes presentes en la obra de Taciano.

Vacas bravas, una de sus obras, fue montada por Ateliê 23 en 2019 y, en 2021, seleccionada en el Concurso de Dramaturgia de la Federación de Teatro del Amazonas. Su título hace referencia al significado de “vaca brava” en Portugal: “El toro hembra se llama vaca brava, mientras que el buey hembra se llama vaca mansa. Es la vaca mansa, pues, la vaca lechera modelo que el hombre ha transformado en un mero producto de consumo, como si esa fuera la única razón de ser de las vacas. A partir de esto, el eu-lírico de la escena desea ser una vaca brava, alguien que no acepta su destino de vaca lechera, que no desea ser simplemente una vaca de mansedumbre”, explica Taciano. El texto, fragmentado y onírico, con un lenguaje poético y provocador, presenta tres personajes-territorios (madre, hijo, él), cada uno de los cuales sirve de metáfora para la trama. “Las vacas bravas son el deseo sublime de algo bueno, se trata de no aceptar lo que se impone, se trata de intentar y fracasar, pero seguir intentando”.

(Gorete Lima)



MADRE: ¿Dónde estabas a esta hora?

HIJO: No lo sé.

MADRE: Contéstame hijo.

HIJO: No me acuerdo, madre, te lo juro.

MADRE: ¿Qué has dicho?

HIJO: No recuerdo dónde estaba, con quién estaba, lo he olvidado todo, no sé qué me pasa, pero lo he olvidado todo.

MADRE: ¿Cómo puedes decir tal cosa?

HIJO: Pero no me acuerdo, no sé qué hacer.

MADRE: Te recordaré todos los días el dolor de las tetas que chupan de la vagina que se abre de la espalda que se lava de las manos que tocan de la pintura que se cae en el ojo del brazo que se quema en el aceite mientras se prepara la comida ropa casa techo hijo escuela y todo lo que ni siquiera tenemos pero que nos reinventamos y te damos porque te queremos, porque te queremos tanto que nos olvidamos de nosotras mismas. Eso es lo que olvidamos, de nosotras mismas. Me olvido de mí hasta que después tú te olvidas de mí, me borras y yo me quedo allí en el rincón sentada sola llorando acunándome porque estoy en medio de la carretera y hace un frío de cojones y te olvidaste de mí y yo también me olvidé de mi madre y no sé cómo volver. Echo de menos ser la madre del hijo que se va y ya no cabe en mi regazo y ya no llora y dice que ya no me necesita. Eso es lo que duele y te sigo esperando aquí hasta tarde, te sigo esperando siempre y dices que eso es lo que yo te enseñé: a esperar. Te enseñé mal, yo también me equivoco. Rescátame de aquí porque llevo mucho tiempo atascada, pero aún tengo leche que darte tú quieres ya lo sé. Es comida y no decimos que no a comida. Acuérdate de mí, hijo.

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Él: Me gusta verte leyendo. La gente no sabe leer. (El hijo se ríe.) No lo entiendes.

HIJO: Se ríe, mucho, sin parar.

Él: Por favor, para.

HIJO: No para de reírse. No lo entiendo. Quiere explicármelo.

Él: Hoy te he dicho dos veces que me gusta verte leyendo.

HIJO: Y miró con esos ojos que sabe que tiene y lo sigue haciendo. Él lo sabe. Sospecho que le gusta. Sólo me mira. Sonríe con la mirada de quien se encuentra a sí mismo y ve que puede ser feliz un lunes por la noche. He vuelto. No estuve aquí. Volví por él, para él en mí. Pregunto si hay café.

Él: No, aquí no hay café.

HIJO: No lo entiendo. Puedo oler el café, es fuerte. Se nota que hay café en este lugar cualquiera puede olerlo desde lejos todos coinciden en que hay café.

Él: Estás alucinando. Aquí no hay café.

HIJO: Justo acaba de llegar a casa y empieza a gritar. ¡Grita que se vaya, que se detenga, que no quiere! Deja sobre la mesa las bolsas vacías de las compras que no se hicieron. Insisto en el café, lo espero. Puedo olerlo y me siento, digo que voy a esperar sentada aquí en el segundo escalón.

Él: Sonríes y nos quedamos en esos millones de segundos mirando.

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HIJO: Hoy mi madre me ha hablado.

MADRE: Hija, sé al revés y la vida te revelará otras posibilidades.

Él: Hace falta mucho valor.

HIJO: Yo sé que sí, porque cada vez que voy por la calle y pienso que ya no estás en el mismo lugar donde te dejé, siempre me acuerdo de mi madre y ella cree en mí. 

MADRE (En sincronía.): Creo en ti.

HIJO: Porque siente que estamos aquí.

MADRE (En sincronía.): Os siento aquí.

Él: (Tras una breve pausa.) No siento que vivamos todo esto, que podamos pensar en nosotros mismos.

HIJO: ¿Ya no existimos?

MADRE (En sincronía.): Hija, no hagas eso.

HIJO: Hay una sombra que me persigue, que dice que todo estará bien.

Él: Esta frase que mientes porque no dices que en realidad no soy lo que te prometí que sería. Lo prometí, lo sé. Yo también vendí la misma imagen a alguien que no eras tú.

HIJO: Nos hemos perdido y ayer estaba en la cola del banco y no estabas y me dijo mi madre.

MADRE: Hace falta mucho valor, hija mía.

HIJO: Echo de menos a mi madre, no a ti, porque ni siquiera estabas aquí cuando tu mano me dijo tocando la mía, mi pierna, que estabas con ella y lo acepté me quedé en ese lugar donde no sabemos cuándo empieza y cuándo termina pero estamos en ese lugar que no es el mismo donde encontramos el valor que nuestra madre nos dice que es posible y necesario, que no escuchamos la puta boca de nuestra madre que nos dice y revela lo que puede pasar.

Él: Prefería cuando eras sólo un amigo.

HIJO: No te escuché, madre.

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MADRE: Me estoy ahogando (Catatónica.)

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Él comienza a reírse y se desvía hacia la carcajada, hasta que se atraganta.

HIJO: Me encanta cuando estoy contigo, cuando me miras de esa manera que ni siquiera puedo explicar, pero me miras, me coges de una manera y luego dices que no es realmente lo que estoy pensando, que sólo está en mi cabeza, pero me sigues mirando, sigues haciendo eso, y sabes que me estás provocando, que estás plantando tus semillas en mí y quieres esto, sigues haciendo eso, lo haces a propósito, me acerco, hablo, hablo muy cerca de tu oído lo que quiero y lo quiero, lo quiero mucho, tú no, tú dices que no. (ÉL se detiene.)

Él: Ahora sabes por qué no quiero follar contigo.

HIJO: Me haces llorar diciendo que todo esto es una alucinación.

Él (En sincronía.): Esto sólo puede ser una alucinación.

HIJO: Qué soy loca.

Él (En sincronía.): Eres loca.

HIJO: Mientras pasas tu mano por mis piernas, me llamas de loca, dices que esto no puede ser real, mientras tomas mi mano y la besas. Me besas la mano mientras me dices que estás enamorado. Por otra persona. Me lo dijiste ayer. Lo recuerdo. Así es. Ayer. Ayer.

Él: ¡Basta! (Abraza al hijo. El hijo se aleja.)

(Fragmento de Vacas bravas)