pedro bertoldi

Porto Alegre - RS

Fragmento Teatral

ESCENA 1

EL AUTOR –Buenas noches, señoras y señores. Bienvenidos a mi última obra bajo la regencia del amor. Esto no es un decreto. Es más bien un pedido. Una oración de alguien que está destruido y necesita seguir adelante. Quizás sea precisamente por eso por lo que estoy escribiendo. Para seguir adelante. Siento si las historias que presento esta noche parezcan excesivamente desesperadas o tristes. No. No me siento así. Creo que ya no me siento así en absoluto. ¿Has sentido alguna vez que tu cuerpo huye de ti? ¿Has sentido alguna vez ganas de volver a nacer, de otra manera, en otro cuerpo, para encajar en el sueño que hoy es imposible? Lo veo en el salón de baile. Veo cómo la mira. Veo cómo la abraza. Veo cómo bailan, como si el mundo entero fuera suyo. Y de hecho lo es. Plutón ya no es un planeta y quizás por eso es una opción para mí. Allí, en el vacío de dejar de ser lo que se creía que era, quizás encuentre las respuestas a lo que siempre he buscado. O no. Pero ahora, antes de partir, creo que es importante contar la historia del mundo, o al menos una parte de ella. El niño camina sin dirección. Mira al sol y el sol también lo mira a él, pero no hay suficiente calor para calentarlos. El niño se mira la piel y ve cómo el sol la golpea y hace aparecer otro color. El sol mira al niño y piensa que es un buen ejemplo de alguien que se deja besar. ¿Y el resto? El resto es historia.


ESCENA 2

EL NIÑO –¿Siempre vienes aquí?

SOL –Sí.

EL NIÑO –No te veo muy a menudo.

SOL –Pues sí... Pero me da un poco igual. Las cosas como son.

EL NIÑO –¿Puedes decirme si voy por el camino correcto?

SOL –¿A dónde?

EL NIÑO –A cualquier lugar.

SOL –Bueno, sí es así. Este es el camino correcto.

EL NIÑO –La gente me dijo que sería bueno hablar contigo. Dicen que tienes respuestas.

SOL –La gente me hace cargar con demasiada responsabilidad. No soy todo eso.

EL NIÑO –Yo tampoco. Podemos desahogarnos entre nosotros. ¿Qué te parece?

SOL –¿Qué tendría yo para desahogarme contigo?

EL NIÑO –Cualquier cosa sobre sus 24 horas viendo gente de todo el mundo y causando insolación, o escondiéndose detrás de las nubes o/

SOL –De acuerdo. La vida aquí arriba es absolutamente aburrida. De vez en cuando, un planeta se sale de su órbita y cae en un agujero negro, lo que provoca cierta conmoción en las estrellas. Pero aparte de eso, todo lo que queda son planetas que giran y giran y giran... Para los que sufren de laberintitis como yo, es el mismísimo infierno. Y también está el hecho de que siempre miro los mundos desde lejos. Siempre como un pasajero que pronto se irá. Si pudiera, me pasaría todo el día iluminando un solo lugar y mirando a la gente, a sus historias. Pero la noche siempre llega y me roba este placer...

EL NIÑO –Me gustaría poder seguir las historias desde lejos, irme y sólo volver al día siguiente, cuando las cosas se hayan enfriado un poco, y luego irme de nuevo y volver y así hasta el último día del mundo. Esa sería la prueba de que las cosas pasan. Los días pasan. También el dolor.

SOL –No. Con el tiempo aprenderás que no es así.

EL NIÑO –¿Y cómo es?

SOL –No puedo decírselo. Teóricamente ni siquiera tengo voz y todo lo que hablamos viene solamente de ti.

EL NIÑO –¿Entonces por qué he perdido tanto tiempo escuchando tus mediocres historias?

SOL –Porque estas son sus historias.

EL NIÑO –Y ese día el sol se fue y yo me quedé. He seguido la historia del mundo durante todo un día y una noche. Observé cómo la gente salía de sus casas y caminaba por las calles. Escuché lo que decían uno al otro y calculé el tiempo exacto entre una respiración y otra. Vi cuando se chocaron y se fueron por caminos separados como hormigas. También vi sus casas. Donde se esconden cuando no quieren que nadie los vea. También vi sus camas y lo que hacen en ellas por la noche. He visto el silencio que guardan. Vi los bares donde se bebe y donde se reparte el amor indiscriminadamente hasta que alguien cae en la trampa fatal del amor.

(Fragmento de Por que Plutão não é mais um planeta? –¿Por qué Plutón ya no es un planeta?–)



Pedro Bertoldi es dramaturgo, actor y profesor.

escucha la entrevista:

Apresentação Critica

Pedro Bertoldi es uno de los dramaturgos más jóvenes y con más talento del sur de Brasil. Originario de Gramado, en el interior de Rio Grande do Sul, se ha destacado por su producción poética, instigadora y contundente. Trabaja con los colectivos Proyecto GOMPA y Colectivo Nómade en procesos de colaboración, además de tener una producción continua de escritura individual. Dramaturgo, actor, profesor y productor, Pedro se graduó en Teatro, con énfasis en Actuación, por la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (2021), constituyéndose como uno de los nuevos nombres de la dramaturgia brasileña, cuya obra es constantemente escenificada en Rio Grande do Sul. En su producción, se puede comprobar un vasto y diversificado número de dramaturgias escritas en proceso de colaboración, así como una continua escritura de obras llamadas “de gabinete”.

Además de la narrativa de autor, Pedro se dedica a un teatro político, que a menudo utiliza a los clásicos para hablar de la actualidad. Es lo que ocurre en obras como Alice no País das Maravilhas ou 2016 metros de mordaça –Alicia en el País de las Maravillas o 2016 metros de mordaza– (2017), Inimigos na casa de bonecas –Enemigos en la casa de muñecas– (2018) y Frankenstein (2019), que traducen de forma poética y crítica el Brasil actual. En Frankenstein, compuesta en un proceso de colaboración con el Proyecto GOMPA, la dramaturga retoma la fábula de Mary Shelley, vinculando poéticamente la imagen de la mujer a la del bosque, aportando un cuestionamiento sobre la violencia que sufren las mujeres y su necesidad de recuperarse y seguir de pie. En tanto que hombre, Pedro cuestiona las narrativas masculinas que predominan sobre la mujer, hecho que asume en la voz de la narradora de Frankenstein sobre su criatura: “como los hombres no saben escribir historias sobre las mujeres, la hizo sin historia”, silenciándolas e invisibilizándolas, como aparece en este fragmento de Frankenstein, coescrito con Camila Bauer y Carina Corá. En Inimigos na casa de bonecas –Enemigos en la casa de muñecas–, del mismo colectivo y escrita en colaboración con Camila Bauer y Marco Catalão, dos obras de Ibsen sirven de base para reflexionar sobre el Brasil actual. En este caso, además de los temas relacionados con las mujeres, Pedro trae problemas en torno al racismo, la violencia que sufren las personas negras en Brasil, además de discutir temas de ética y desigualdad social. Esta obra se presentó en Noruega en 2019 en el Festival Ibsen.

En tanto que dramaturgo negro, Bertoldi también se dedica a una escritura afrocéntrica, que aborda diferentes problemáticas en torno a la negritud. Eso es lo que ocurre en obras como A última negra, estrenada de forma virtual, en 2021, por el colectivo Proyecto GOMPA, y que recibió una Mención de Honor en el Festival Cine Negro em Acción. La obra acerca dos planes temporales con 100 años de diferencia. En el Brasil actual, hay un exterminio de la población negra, pero una sola mujer tiene su cuerpo congelado, volviendo a la vida 100 años después, siendo, entonces, “la última mujer negra”. A través de una mezcla de distopía y ciencia ficción, la obra muestra cómo es ser la única/última persona negra en diferentes espacios de poder en el Brasil actual. Con humor y violencia, Pedro conduce al espectador a través de narrativas que reflexionan sobre el racismo en Brasil, cuestionando también el papel de las personas blancas en la lucha antirracista. 

En Estocolmo (2016), Bertoldi aborda temas de maltrato en un contexto familiar: la diferencia de trato entre dos hermanos, las cuestiones raciales que conlleva y los abusos sexuales. Un desarrollo de este trabajo aparece en Caim –Caín– (2021), creado en colaboración con el colectivo Nómade. En Olga (2020), escrita en colaboración con Edelweiss Ramos, Pedro centra la acción en el último día de Olga Benário, aunque el discurso enunciado por la actriz rapsoda transita por los principales acontecimientos de su vida, mezclando diferentes voces, tiempos y narraciones en primera persona [nota de traducción: Olga Benário fue hija del abogado judío Leo Benário y de Eugénie Gutmann Benário, nació en Baviera, donde ingresó a la Liga Juvenil Comunista de Alemania en 1923, en Múnich, cuando tenía quince años. Viajó a Brasil en 1934, por determinación de la Internacional Comunista, para apoyar al Partido Comunista de Brasil en la preparación de la revolución. Fue enviada desde Leningrado, junto con Luís Carlos Prestes, se convirtió después en su compañera y tuvo con él una hija, llamada Anita Leocádia Prestes. En 1936 la detuvo la policía brasileña y aunque estaba embarazada, fue entregada por Getúlio Vargas al régimen de la Alemania nazi]. 

Ya en Por que Plutão não é mais um planeta? –¿Por qué Plutón ya no es un planeta?– (2019), vemos el uso de elementos metateatrales. La obra comienza con una frase del autor: “Bienvenidos a mi última obra bajo la regencia del amor. Esto no es un decreto. Es más bien un pedido. Una oración de alguien que está destruido y necesita seguir adelante. Quizás sea precisamente por eso por lo que estoy escribiendo”. Pedro encuentra en las palabras su refugio del mundo, su escudo y amuleto, su chispa de supervivencia. Y lo hace con dulzura, poesía y humor.

La obra de Bertoldi trata de la violencia, de los abusos generados por el color, el género, la familia, la policía, los sistemas de poder; trata de los abusos físicos, morales, psicológicos y sexuales. Sus obras revelan muchos de los dolores que a menudo se ignoran en un país tan machacado como el nuestro. También aborda temas como la soledad, el abandono, las relaciones familiares, el racismo, las enfermedades mentales, el alcoholismo, la pederastia, el suicidio, entre otros asuntos que hacen aflorar universos complejos, poniendo en el centro cuestiones que a menudo se dejan al margen. Su visión del mundo se manifiesta claramente en los personajes marcados por el dolor:

“Creo que lo que me perturba y lo que está presente en mi dramaturgia es el dolor. Siempre escribo sobre algún dolor. La mía o la de la sociedad. Siempre sobre algo que hace daño. De alguna manera creo que intento encontrar poesía en el dolor de amar, de sentir, de existir, de resistir”. (Pedro Bertoldi)

Su escritura está diseñada por la fragmentación: del tiempo, del espacio, del discurso, del individuo. Muchas veces no sabemos en qué tiempo o lugar se encuentra el personaje, es como si esto importara más como afirmación de que las cosas cambian poco, que como necesidad de afirmar un universo cerrado en sí mismo. Hay en su obra un juego de simultaneidad temporal que desplaza el eje causa-consecuencia a una estructura marcada por la consecuencia-causa-aleatoriedad. El enunciador transita entre diferentes voces, operando a menudo como un rapsoda que cose las piezas, como un agente épico que transita entre el interior y el exterior de la enunciación. En este sentido, se nos invita a viajar con él por el universo de las palabras mágicas y por los mundos que, con cada frase, el autor va instaurando y construyendo.

(Camila Bauer)



Pedro Bertoldi es dramaturgo, actor y profesor.

Pedro Bertoldi es uno de los dramaturgos más jóvenes y con más talento del sur de Brasil. Originario de Gramado, en el interior de Rio Grande do Sul, se ha destacado por su producción poética, instigadora y contundente. Trabaja con los colectivos Proyecto GOMPA y Colectivo Nómade en procesos de colaboración, además de tener una producción continua de escritura individual. Dramaturgo, actor, profesor y productor, Pedro se graduó en Teatro, con énfasis en Actuación, por la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (2021), constituyéndose como uno de los nuevos nombres de la dramaturgia brasileña, cuya obra es constantemente escenificada en Rio Grande do Sul. En su producción, se puede comprobar un vasto y diversificado número de dramaturgias escritas en proceso de colaboración, así como una continua escritura de obras llamadas “de gabinete”.

Además de la narrativa de autor, Pedro se dedica a un teatro político, que a menudo utiliza a los clásicos para hablar de la actualidad. Es lo que ocurre en obras como Alice no País das Maravilhas ou 2016 metros de mordaça –Alicia en el País de las Maravillas o 2016 metros de mordaza– (2017), Inimigos na casa de bonecas –Enemigos en la casa de muñecas– (2018) y Frankenstein (2019), que traducen de forma poética y crítica el Brasil actual. En Frankenstein, compuesta en un proceso de colaboración con el Proyecto GOMPA, la dramaturga retoma la fábula de Mary Shelley, vinculando poéticamente la imagen de la mujer a la del bosque, aportando un cuestionamiento sobre la violencia que sufren las mujeres y su necesidad de recuperarse y seguir de pie. En tanto que hombre, Pedro cuestiona las narrativas masculinas que predominan sobre la mujer, hecho que asume en la voz de la narradora de Frankenstein sobre su criatura: “como los hombres no saben escribir historias sobre las mujeres, la hizo sin historia”, silenciándolas e invisibilizándolas, como aparece en este fragmento de Frankenstein, coescrito con Camila Bauer y Carina Corá. En Inimigos na casa de bonecas –Enemigos en la casa de muñecas–, del mismo colectivo y escrita en colaboración con Camila Bauer y Marco Catalão, dos obras de Ibsen sirven de base para reflexionar sobre el Brasil actual. En este caso, además de los temas relacionados con las mujeres, Pedro trae problemas en torno al racismo, la violencia que sufren las personas negras en Brasil, además de discutir temas de ética y desigualdad social. Esta obra se presentó en Noruega en 2019 en el Festival Ibsen.

En tanto que dramaturgo negro, Bertoldi también se dedica a una escritura afrocéntrica, que aborda diferentes problemáticas en torno a la negritud. Eso es lo que ocurre en obras como A última negra, estrenada de forma virtual, en 2021, por el colectivo Proyecto GOMPA, y que recibió una Mención de Honor en el Festival Cine Negro em Acción. La obra acerca dos planes temporales con 100 años de diferencia. En el Brasil actual, hay un exterminio de la población negra, pero una sola mujer tiene su cuerpo congelado, volviendo a la vida 100 años después, siendo, entonces, “la última mujer negra”. A través de una mezcla de distopía y ciencia ficción, la obra muestra cómo es ser la única/última persona negra en diferentes espacios de poder en el Brasil actual. Con humor y violencia, Pedro conduce al espectador a través de narrativas que reflexionan sobre el racismo en Brasil, cuestionando también el papel de las personas blancas en la lucha antirracista. 

En Estocolmo (2016), Bertoldi aborda temas de maltrato en un contexto familiar: la diferencia de trato entre dos hermanos, las cuestiones raciales que conlleva y los abusos sexuales. Un desarrollo de este trabajo aparece en Caim –Caín– (2021), creado en colaboración con el colectivo Nómade. En Olga (2020), escrita en colaboración con Edelweiss Ramos, Pedro centra la acción en el último día de Olga Benário, aunque el discurso enunciado por la actriz rapsoda transita por los principales acontecimientos de su vida, mezclando diferentes voces, tiempos y narraciones en primera persona [nota de traducción: Olga Benário fue hija del abogado judío Leo Benário y de Eugénie Gutmann Benário, nació en Baviera, donde ingresó a la Liga Juvenil Comunista de Alemania en 1923, en Múnich, cuando tenía quince años. Viajó a Brasil en 1934, por determinación de la Internacional Comunista, para apoyar al Partido Comunista de Brasil en la preparación de la revolución. Fue enviada desde Leningrado, junto con Luís Carlos Prestes, se convirtió después en su compañera y tuvo con él una hija, llamada Anita Leocádia Prestes. En 1936 la detuvo la policía brasileña y aunque estaba embarazada, fue entregada por Getúlio Vargas al régimen de la Alemania nazi]. 

Ya en Por que Plutão não é mais um planeta? –¿Por qué Plutón ya no es un planeta?– (2019), vemos el uso de elementos metateatrales. La obra comienza con una frase del autor: “Bienvenidos a mi última obra bajo la regencia del amor. Esto no es un decreto. Es más bien un pedido. Una oración de alguien que está destruido y necesita seguir adelante. Quizás sea precisamente por eso por lo que estoy escribiendo”. Pedro encuentra en las palabras su refugio del mundo, su escudo y amuleto, su chispa de supervivencia. Y lo hace con dulzura, poesía y humor.

La obra de Bertoldi trata de la violencia, de los abusos generados por el color, el género, la familia, la policía, los sistemas de poder; trata de los abusos físicos, morales, psicológicos y sexuales. Sus obras revelan muchos de los dolores que a menudo se ignoran en un país tan machacado como el nuestro. También aborda temas como la soledad, el abandono, las relaciones familiares, el racismo, las enfermedades mentales, el alcoholismo, la pederastia, el suicidio, entre otros asuntos que hacen aflorar universos complejos, poniendo en el centro cuestiones que a menudo se dejan al margen. Su visión del mundo se manifiesta claramente en los personajes marcados por el dolor:

“Creo que lo que me perturba y lo que está presente en mi dramaturgia es el dolor. Siempre escribo sobre algún dolor. La mía o la de la sociedad. Siempre sobre algo que hace daño. De alguna manera creo que intento encontrar poesía en el dolor de amar, de sentir, de existir, de resistir”. (Pedro Bertoldi)

Su escritura está diseñada por la fragmentación: del tiempo, del espacio, del discurso, del individuo. Muchas veces no sabemos en qué tiempo o lugar se encuentra el personaje, es como si esto importara más como afirmación de que las cosas cambian poco, que como necesidad de afirmar un universo cerrado en sí mismo. Hay en su obra un juego de simultaneidad temporal que desplaza el eje causa-consecuencia a una estructura marcada por la consecuencia-causa-aleatoriedad. El enunciador transita entre diferentes voces, operando a menudo como un rapsoda que cose las piezas, como un agente épico que transita entre el interior y el exterior de la enunciación. En este sentido, se nos invita a viajar con él por el universo de las palabras mágicas y por los mundos que, con cada frase, el autor va instaurando y construyendo.

(Camila Bauer)



ESCENA 1

EL AUTOR –Buenas noches, señoras y señores. Bienvenidos a mi última obra bajo la regencia del amor. Esto no es un decreto. Es más bien un pedido. Una oración de alguien que está destruido y necesita seguir adelante. Quizás sea precisamente por eso por lo que estoy escribiendo. Para seguir adelante. Siento si las historias que presento esta noche parezcan excesivamente desesperadas o tristes. No. No me siento así. Creo que ya no me siento así en absoluto. ¿Has sentido alguna vez que tu cuerpo huye de ti? ¿Has sentido alguna vez ganas de volver a nacer, de otra manera, en otro cuerpo, para encajar en el sueño que hoy es imposible? Lo veo en el salón de baile. Veo cómo la mira. Veo cómo la abraza. Veo cómo bailan, como si el mundo entero fuera suyo. Y de hecho lo es. Plutón ya no es un planeta y quizás por eso es una opción para mí. Allí, en el vacío de dejar de ser lo que se creía que era, quizás encuentre las respuestas a lo que siempre he buscado. O no. Pero ahora, antes de partir, creo que es importante contar la historia del mundo, o al menos una parte de ella. El niño camina sin dirección. Mira al sol y el sol también lo mira a él, pero no hay suficiente calor para calentarlos. El niño se mira la piel y ve cómo el sol la golpea y hace aparecer otro color. El sol mira al niño y piensa que es un buen ejemplo de alguien que se deja besar. ¿Y el resto? El resto es historia.


ESCENA 2

EL NIÑO –¿Siempre vienes aquí?

SOL –Sí.

EL NIÑO –No te veo muy a menudo.

SOL –Pues sí... Pero me da un poco igual. Las cosas como son.

EL NIÑO –¿Puedes decirme si voy por el camino correcto?

SOL –¿A dónde?

EL NIÑO –A cualquier lugar.

SOL –Bueno, sí es así. Este es el camino correcto.

EL NIÑO –La gente me dijo que sería bueno hablar contigo. Dicen que tienes respuestas.

SOL –La gente me hace cargar con demasiada responsabilidad. No soy todo eso.

EL NIÑO –Yo tampoco. Podemos desahogarnos entre nosotros. ¿Qué te parece?

SOL –¿Qué tendría yo para desahogarme contigo?

EL NIÑO –Cualquier cosa sobre sus 24 horas viendo gente de todo el mundo y causando insolación, o escondiéndose detrás de las nubes o/

SOL –De acuerdo. La vida aquí arriba es absolutamente aburrida. De vez en cuando, un planeta se sale de su órbita y cae en un agujero negro, lo que provoca cierta conmoción en las estrellas. Pero aparte de eso, todo lo que queda son planetas que giran y giran y giran... Para los que sufren de laberintitis como yo, es el mismísimo infierno. Y también está el hecho de que siempre miro los mundos desde lejos. Siempre como un pasajero que pronto se irá. Si pudiera, me pasaría todo el día iluminando un solo lugar y mirando a la gente, a sus historias. Pero la noche siempre llega y me roba este placer...

EL NIÑO –Me gustaría poder seguir las historias desde lejos, irme y sólo volver al día siguiente, cuando las cosas se hayan enfriado un poco, y luego irme de nuevo y volver y así hasta el último día del mundo. Esa sería la prueba de que las cosas pasan. Los días pasan. También el dolor.

SOL –No. Con el tiempo aprenderás que no es así.

EL NIÑO –¿Y cómo es?

SOL –No puedo decírselo. Teóricamente ni siquiera tengo voz y todo lo que hablamos viene solamente de ti.

EL NIÑO –¿Entonces por qué he perdido tanto tiempo escuchando tus mediocres historias?

SOL –Porque estas son sus historias.

EL NIÑO –Y ese día el sol se fue y yo me quedé. He seguido la historia del mundo durante todo un día y una noche. Observé cómo la gente salía de sus casas y caminaba por las calles. Escuché lo que decían uno al otro y calculé el tiempo exacto entre una respiración y otra. Vi cuando se chocaron y se fueron por caminos separados como hormigas. También vi sus casas. Donde se esconden cuando no quieren que nadie los vea. También vi sus camas y lo que hacen en ellas por la noche. He visto el silencio que guardan. Vi los bares donde se bebe y donde se reparte el amor indiscriminadamente hasta que alguien cae en la trampa fatal del amor.

(Fragmento de Por que Plutão não é mais um planeta? –¿Por qué Plutón ya no es un planeta?–)