MARIA DA GRAÇA: Come el sueño, madre.
ALICE: No puedo, lleva muchos días sobre la mesa.
MARIA DA GRAÇA: Creo que hay un agujero debajo suyo.
ALICE: Es un misterio, pequeña, no lo toques.
MARIA DA GRAÇA: Quiero saber qué hay debajo del sueño que nadie ha comido.
ALICE: Para, pequeña, no hagas eso. (Sonido de claxon.) ¡Mi hermano está aquí, démosle la bienvenida, pequeña!
MARIA DA GRAÇA: Ayúdame a levantarme.
ALICE: Mi hermano es un hombre alto, gordo y gris.
ULISES: ¿Gris?
ALICE: Entonces eras gris, Ulises.
ULISES: Ah. ¿Es una historia antigua?
ALICE: Del año pasado.
ULISES: Bien, bien.
ALICE: ¿Continuamos?
ULISES: Si. Hace mucho calor en la ciudad hoy, hermana.
ALICE: Es el sol, se acerca cada vez más, hermano.
ULISES: Así nos quedamos todos ciegos.
ALICE: O lo veremos mejor.
ULISES: Nadie ve bien en exceso, ya sea luz o sombra.
ALICE: Paciencia, querido, tenemos que ser pacientes.
ULISES: Así es, Alice.
ALICE: Siéntate, Ulises.
ULISES: Alice, tus judías huelen muy ricas, tendré que hacer una excepción a la dieta.
ALICE: Una vez en la vida, Ulises, una vez en la vida.
ULISES: ¿Te has cortado el pelo?
ALICE: No, pero llevo pendientes nuevos. Podría señalar mis orejas ahora, para que puedas ver el pequeño/pulga.
ULISES: Cierto. Puede quedar bien. Voy a seguir adelante. Me preocupa mucho que estés sola en esta enorme casa.
ALICE: Ya no estoy sola, hermano, ¿no lo ves?
ULISES: ¿Quién está aquí contigo, han vuelto las tías?
ALICE: No van a volver, ya sabes.
ULISES: Nunca sabemos todo, hermana.
ALICE: Ulises, quiero que conozcas a la pequeña.
ULISES: ¿Qué es eso en la mesa, un sueño, lo hiciste tú?
(Alicia, rápidamente, coge el sueño de la mesa y se lo come. Grito trágico.)
ULISES: ¿Qué pasa, Alice?
ALICE: Nada. (Se echa el pelo hacia atrás.) Estoy cuidando a una pulga detrás de la oreja.
MARIA DA GRAÇA: Mamá, no lo entiendo.
ALICE: ¿Cómo no entiendes, hija mía?
ULISES: Bueno, Alice, si no lo entiende, no lo entiende y ya está.
ALICE: Pero no siempre se puede entender todo.
ULISES: Yo lo he entendido. Tú lo has entendido. Pero ella no.
MARIA DA GRAÇA: Bueno tío, yo entendí que no se puede entender todo. ¿Pero qué pasó con la pulga?
ULISES: La pulga no existe.
ALICE: Es una imagen que ha pasado por un proceso de metáfora.
MARIA DA GRAÇA: ¿Metáfora? ¿Y murió?
ULISES: No, cariño mío. Se convirtió en una mariposa.
ALICE: Ulises, estás confundiendo aún más a la chica.
ULISES: Ah ¿qué sí?
MARIA DA GRAÇA: Tío, ¿puedo empezar un proceso de metáfora?
(Fragmento de Para o Menino Bolha –Para el niño burbuja–)