caio muniz

Manaus - AM

Fragmento Teatral

(Amanecer en casa)

–Me gustaría empezar pidiendo a todos los presentes, e incluso a los que se reúnen pero no están PRESENTES. Colaborar. Hacer un intento de junto conmigo comprender: ¿por qué alguien adopta una actitud sospechosa? ¿Compleja? Casi Inexplicable Soy (nombre del actor-performer) y hoy intentaré representar, actuar e interpretar a Douglas. Ni el (nombre del actor-performer señalándose a sí mismo) ni Douglas saben por qué incendiaron una casa, su propia casa. Tal vez algunos de los presentes, aunque no estén aquí, hayan sentido la sensación de estar fascinados por algo peligroso... destructivo... e irreversible.

(Prendiendo fuego a los objetos de la casa de manera afable.) –Las llamas anaranjadas se elevaron y azotaron el aire como una madre que golpea con el cinturón de su padre, estaba caliente como estar cerca del horno de la tarta de cumpleaños, que sabe mal. Mirar el fuego destruyendo es en cierto modo como ser un voyeur o incluso ser observado en el acto sexual más sucio que desees pero que no harás. Nada ocurre que no llame la atención de los vecinos. (Sirena de bomberos.)

–Quemamos el texto. Se perdió en el incendio. Comí cenizas, ahora vosotros sois parte de ellas de principio a fin. ¿Ya has quemado tu casa? No lo creo, aquí probablemente no estarías, ¿yo? ¿Por qué no? (Recibe una llamada.) Alguien vio lo que hice, ¿cómo? ¿QUIÉN? El fuego comenzó desde el interior... Me escapé... ¿Estaba el vecino despierto? ¿QUIÉN? ¿A quién le importa? Grité antes, mi bañera está con ratas, me roen en carne viva, muerden mi cuerpo sólo por existir. Me inventé esa excusa, lo resolví con fuego, por qué no. Quien pone excusas tiene que saber mentir, y mentir bien. O me iré a dormir juzgado y arrestado.

(Parada de autobús.)

–Antes de llamar a mi hermano, conseguí volver justo para encontrarlo (Cogiendo un reloj de entre las cenizas y una carta.), la hora marcaba el momento exacto del incendio, estaba quemado y un poco caliente, me dio ese reloj con la intención de decirme que tenía que darme prisa, que debía formar una familia y buscar un trabajo digno. Nunca fue mi objetivo tener objetivos. Para mi hermano, el tiempo es como el Dios Cronos, hijo de Urano, el cielo y de Gea, la tierra, su crueldad, como tragarse a sus propios hijos para no tomar su poder, es su forma de consumirnos con su poder, el tiempo, el tiempo que nos cuantifica, matando con el tiempo la existencia de cada uno de nosotros. Por mi parte, veo el tiempo como el Dios Kairós, con el pelo corto creciendo en la frente, alas en los hombros y talones, sólo es posible agarrarlo por los pelos, es como la posibilidad de cambiar, de transformarlo todo, o lo haces en ese instante o te pierdes en medio de la crueldad de Cronos. El tiempo que me queda ahora es para esperar. Tirándome de los pelos otra vez (Llamando a su hermano.)

–Con 3,90 reales en el bolsillo, podría hacer un viaje de ida a algún lugar que me acoja durante un tiempo hasta que pueda trabajar. Cargar con lo que sobra es darse cuenta de que necesitaba comprar un par de vaqueros más, tres pantalones cortos y blusas más duraderas y unos calzoncillos más cómodos. Todo lo que queda está en la mochila y en esa bolsa rasgada en el lateral con la cremallera atascada. Son las 23:43 del viernes, no puedo ir a su casa, no hay espacio, ni tiempo, ni dinero, ni confort. No lograría todo o parte de todo eso con mi padre, ni sería su obligación. En su casa no puedo quedarme, no sé ni cómo podría empezar, por las excusas o las promesas. Dormir en la calle no sería la primera vez, comienzo de nuevo, contesto al móvil, podría ser alguien que ofrece un lugar para dormir durante unos días, intento engañarme, cuelgo y me entero de que mi cita mañana por la mañana es en la comisaría, quieren respuestas, urgentemente.

(Dentro del autobús).

–Buenas noches a todos los pasajeros. En primer lugar, disculpe si le molesto en su viaje. Soy Douglas y de momento este es mi trabajo. Como pueden ver, hoy tengo el famoso caramelo de jengibre, que ayuda con los ronquidos, la tos y la irritación de la garganta, y estas gomitas con ocho unidades. Todo por un solo real. Quien pueda ayudar, le estaré muy agradecido y quien no, aun así gracias por sostener el producto. Venga gente, sólo cuesta R$ 1,00.

–Tal vez, probablemente heredé el acto de ser impulsivo con mi viejo y cansado padre, él estaba en casa arreglando sus maletas, ¿viajar? ¿A dónde? Le seguí hasta la estación de autobuses, billete en mano, me presenté ante él, y su cara de asombro y otra de compasión. No le pregunté nada, le hablé de mi casa y una leve sonrisa apareció en su envejecido rostro, me dice que nunca se imaginó tener un hijo, comprometerse, tener otros hijos y trabajar incansablemente para vivir sólo los fines de semana, este sábado me dijo que nunca se imaginó viudo, mi madre era la mujer que el odió amar, amando, todo lo que él no quería, todo pasó y sólo ahora al final le quedarían quizá sólo unos finales más. Quería desaparecer sin dejar rastro y vivir sus finales en un lugar lejano, no pregunté a dónde iría, pregunté a dónde debía ir. Me sorprendió la respuesta. Antes de que subiera al autobús, le agarré por la camisa y le pregunté.

–Douglas. ¿Fue mamá quien eligió mi nombre? Aguas negras. El que viene de las aguas oscuras. Mamá sintió los dolores cerca del río negro, en la orilla izquierda, casi nací en el borde de la arcilla fangosa. Debería ser agua corriente, agua revuelta fuerte, ser tan extenso y crear remansos. Desaguar en el infinito, en el breve, en el ahora. Ser-río.

(Comisaría de Policía)

Con esposas en las manos.

(Sonido de máquina de escribir.)

Douglas Veiga de Lima dos Santos.

(Sonido de máquina de escribir.)

–2636862-2 SSP-AM

(Sonido de máquina de escribir.)

–114.396.373-50

(Sonido de máquina de escribir.)

(El actor-performer dice la dirección del lugar de actuación).


(Fragmento de Queimar a casa –Echar fuego en la casa–)


Caio Muniz es actor, intérprete, dramaturgo y profesor. Es el creador de la productora artística Lobo Cênico Colectivo.

escucha la entrevista:

Apresentação Critica

Caio Muniz es un joven actor, performer, dramaturgo y profesor de Manaus. Actuó en los espectáculos PAI –PADRE– (del grupo Atelier 23), In Process Curumins (de la compañía Panorando Produções Artísticas) y Quantas histórias habitam suas memórias –Cuántas historias habitan en tus memorias– (de Espatódea Trupe). Formó parte del Grupo Jurubebas de Teatro y dirigió los espectáculos: Menino Tk –Niño Tk– y Quarto Azul –Habitación azul–. Es autor, junto con Felipe Maya Jatobá, de E nós que amávamos tanto a revolução –Y nosotros que amábamos tanto la revolución– y, junto con Emilly Cardeira, de Estações: Entre o amor e despedidas –Estaciones: Entre amor y despedidas–. Además, es el fundador del colectivo Lobo Cênico, en el que lleva a cabo sus investigaciones y procesos artísticos. Como académico, estudiando la licenciatura de Teatro en la Universidad del Estado de Amazonas, investiga tanto la formación y la mediación teatral para espectadores principiantes como los procesos creativos de las escrituras dramatúrgicas contemporáneas. 

Para Caio Muniz, la dramaturgia es la expresión del artista, escrita o no en papel, transformada en escena. En ella hay dimensiones políticas, sociales y estéticas. Cada elemento de la escena tiene su expresión. Juntas, coexistiendo y cooperando, estas expresiones crean el evento escénico. Tradicionalmente la palabra escrita y hablada es la más reconocida como dramaturgia, pero cuando tomamos conciencia de las otras vibraciones que transmite la escena, tenemos una gama casi infinita de dramaturgias que atraviesan al espectador, testigo del acontecimiento espectacular.

Su mayor y más duradero proceso formativo ha tenido lugar en la Universidad del Estado de Amazonas, pero antes fue alumno del Curso Libre de Teatro del Liceo de Artes y Oficios Claudio Santoro y participó en talleres y laboratorios con importantes artistas que le inspiraron mucho, como es el caso de Francis Madson, director de teatro de Rondônia, que vive en Amazonas, y actual presidente de la Federación de Teatro de Amazonas; o del dramaturgo Marcos Miramar. Sus primeras provocaciones para la escritura escénica surgieron de su participación en estos talleres. Con el escritor Sidney Rocha, tuvo su primera inmersión en el campo de la literatura, siendo provocado no sólo a escribir, sino también a conocer diferentes formatos de escritura.

Escribió y actuó en la producción teatral Queimar a casa –Echar fuego en la casa–. La obra cuenta la historia de un joven que intenta encontrar un lugar para dormir temporalmente, cuando en un acto repentino echa fuego a su propia casa. Mientras intenta encontrar consuelo en la compañía de su padre, su hermano y su ex novia, se encuentra con relaciones complejas que no le garantizan un lugar para reinventar su existencia. ¿Cómo resurge un ser de las cenizas? ¿Cómo se aferra uno a la última chispa de esperanza? ¿Por qué quemamos nuestra propia casa?

Otra dramaturgia que escribió es O Feixe –El haz–, que plantea cuestiones sobre el Brasil contemporáneo. El texto gira en torno a las siguientes preguntas: ¿Qué le ocurre a una nación que renuncia a su libertad a cambio de una sensación de seguridad? ¿Qué ocurre cuando abrazamos nuestro odio y despreciamos nuestras diferencias? ¡El haz se produce! Y cada vez más el haz nos conquista y domina. Caio tiene la necesidad visceral de narrar hechos actuales de un Brasil desigual, poblado por seres que llevan al espectador a indagar sobre sí mismo.  

La mitología griega, la mitología yoruba, las leyendas amazónicas, la periferia de Manaus y la vida cotidiana en la Amazonía son temas recurrentes en sus procesos creativos. Caio elige un tema y a partir de ahí construye su dramaturgia, como quien construye una pared: escena a escena, acto a acto; luego lo revisa palabra a palabra: “es como poner cemento a los ladrillos. Después de un tiempo reviso el texto, generalmente es en este momento cuando rompo esta pared, cambio los ladrillos de lugar, escudriño otras posibilidades”. Las imágenes, la música y las películas llegan como provocaciones para la creación. Por último, una vez llevado a la escena, el texto se transforma, ya que la palabra gana cuerpo, adquiere una nueva responsabilidad, es entonces el momento de volver al papel y modificar lo que sea necesario.

(Gorete Lima)


Caio Muniz es actor, intérprete, dramaturgo y profesor. Es el creador de la productora artística Lobo Cênico Colectivo.

Caio Muniz es un joven actor, performer, dramaturgo y profesor de Manaus. Actuó en los espectáculos PAI –PADRE– (del grupo Atelier 23), In Process Curumins (de la compañía Panorando Produções Artísticas) y Quantas histórias habitam suas memórias –Cuántas historias habitan en tus memorias– (de Espatódea Trupe). Formó parte del Grupo Jurubebas de Teatro y dirigió los espectáculos: Menino Tk –Niño Tk– y Quarto Azul –Habitación azul–. Es autor, junto con Felipe Maya Jatobá, de E nós que amávamos tanto a revolução –Y nosotros que amábamos tanto la revolución– y, junto con Emilly Cardeira, de Estações: Entre o amor e despedidas –Estaciones: Entre amor y despedidas–. Además, es el fundador del colectivo Lobo Cênico, en el que lleva a cabo sus investigaciones y procesos artísticos. Como académico, estudiando la licenciatura de Teatro en la Universidad del Estado de Amazonas, investiga tanto la formación y la mediación teatral para espectadores principiantes como los procesos creativos de las escrituras dramatúrgicas contemporáneas. 

Para Caio Muniz, la dramaturgia es la expresión del artista, escrita o no en papel, transformada en escena. En ella hay dimensiones políticas, sociales y estéticas. Cada elemento de la escena tiene su expresión. Juntas, coexistiendo y cooperando, estas expresiones crean el evento escénico. Tradicionalmente la palabra escrita y hablada es la más reconocida como dramaturgia, pero cuando tomamos conciencia de las otras vibraciones que transmite la escena, tenemos una gama casi infinita de dramaturgias que atraviesan al espectador, testigo del acontecimiento espectacular.

Su mayor y más duradero proceso formativo ha tenido lugar en la Universidad del Estado de Amazonas, pero antes fue alumno del Curso Libre de Teatro del Liceo de Artes y Oficios Claudio Santoro y participó en talleres y laboratorios con importantes artistas que le inspiraron mucho, como es el caso de Francis Madson, director de teatro de Rondônia, que vive en Amazonas, y actual presidente de la Federación de Teatro de Amazonas; o del dramaturgo Marcos Miramar. Sus primeras provocaciones para la escritura escénica surgieron de su participación en estos talleres. Con el escritor Sidney Rocha, tuvo su primera inmersión en el campo de la literatura, siendo provocado no sólo a escribir, sino también a conocer diferentes formatos de escritura.

Escribió y actuó en la producción teatral Queimar a casa –Echar fuego en la casa–. La obra cuenta la historia de un joven que intenta encontrar un lugar para dormir temporalmente, cuando en un acto repentino echa fuego a su propia casa. Mientras intenta encontrar consuelo en la compañía de su padre, su hermano y su ex novia, se encuentra con relaciones complejas que no le garantizan un lugar para reinventar su existencia. ¿Cómo resurge un ser de las cenizas? ¿Cómo se aferra uno a la última chispa de esperanza? ¿Por qué quemamos nuestra propia casa?

Otra dramaturgia que escribió es O Feixe –El haz–, que plantea cuestiones sobre el Brasil contemporáneo. El texto gira en torno a las siguientes preguntas: ¿Qué le ocurre a una nación que renuncia a su libertad a cambio de una sensación de seguridad? ¿Qué ocurre cuando abrazamos nuestro odio y despreciamos nuestras diferencias? ¡El haz se produce! Y cada vez más el haz nos conquista y domina. Caio tiene la necesidad visceral de narrar hechos actuales de un Brasil desigual, poblado por seres que llevan al espectador a indagar sobre sí mismo.  

La mitología griega, la mitología yoruba, las leyendas amazónicas, la periferia de Manaus y la vida cotidiana en la Amazonía son temas recurrentes en sus procesos creativos. Caio elige un tema y a partir de ahí construye su dramaturgia, como quien construye una pared: escena a escena, acto a acto; luego lo revisa palabra a palabra: “es como poner cemento a los ladrillos. Después de un tiempo reviso el texto, generalmente es en este momento cuando rompo esta pared, cambio los ladrillos de lugar, escudriño otras posibilidades”. Las imágenes, la música y las películas llegan como provocaciones para la creación. Por último, una vez llevado a la escena, el texto se transforma, ya que la palabra gana cuerpo, adquiere una nueva responsabilidad, es entonces el momento de volver al papel y modificar lo que sea necesario.

(Gorete Lima)


(Amanecer en casa)

–Me gustaría empezar pidiendo a todos los presentes, e incluso a los que se reúnen pero no están PRESENTES. Colaborar. Hacer un intento de junto conmigo comprender: ¿por qué alguien adopta una actitud sospechosa? ¿Compleja? Casi Inexplicable Soy (nombre del actor-performer) y hoy intentaré representar, actuar e interpretar a Douglas. Ni el (nombre del actor-performer señalándose a sí mismo) ni Douglas saben por qué incendiaron una casa, su propia casa. Tal vez algunos de los presentes, aunque no estén aquí, hayan sentido la sensación de estar fascinados por algo peligroso... destructivo... e irreversible.

(Prendiendo fuego a los objetos de la casa de manera afable.) –Las llamas anaranjadas se elevaron y azotaron el aire como una madre que golpea con el cinturón de su padre, estaba caliente como estar cerca del horno de la tarta de cumpleaños, que sabe mal. Mirar el fuego destruyendo es en cierto modo como ser un voyeur o incluso ser observado en el acto sexual más sucio que desees pero que no harás. Nada ocurre que no llame la atención de los vecinos. (Sirena de bomberos.)

–Quemamos el texto. Se perdió en el incendio. Comí cenizas, ahora vosotros sois parte de ellas de principio a fin. ¿Ya has quemado tu casa? No lo creo, aquí probablemente no estarías, ¿yo? ¿Por qué no? (Recibe una llamada.) Alguien vio lo que hice, ¿cómo? ¿QUIÉN? El fuego comenzó desde el interior... Me escapé... ¿Estaba el vecino despierto? ¿QUIÉN? ¿A quién le importa? Grité antes, mi bañera está con ratas, me roen en carne viva, muerden mi cuerpo sólo por existir. Me inventé esa excusa, lo resolví con fuego, por qué no. Quien pone excusas tiene que saber mentir, y mentir bien. O me iré a dormir juzgado y arrestado.

(Parada de autobús.)

–Antes de llamar a mi hermano, conseguí volver justo para encontrarlo (Cogiendo un reloj de entre las cenizas y una carta.), la hora marcaba el momento exacto del incendio, estaba quemado y un poco caliente, me dio ese reloj con la intención de decirme que tenía que darme prisa, que debía formar una familia y buscar un trabajo digno. Nunca fue mi objetivo tener objetivos. Para mi hermano, el tiempo es como el Dios Cronos, hijo de Urano, el cielo y de Gea, la tierra, su crueldad, como tragarse a sus propios hijos para no tomar su poder, es su forma de consumirnos con su poder, el tiempo, el tiempo que nos cuantifica, matando con el tiempo la existencia de cada uno de nosotros. Por mi parte, veo el tiempo como el Dios Kairós, con el pelo corto creciendo en la frente, alas en los hombros y talones, sólo es posible agarrarlo por los pelos, es como la posibilidad de cambiar, de transformarlo todo, o lo haces en ese instante o te pierdes en medio de la crueldad de Cronos. El tiempo que me queda ahora es para esperar. Tirándome de los pelos otra vez (Llamando a su hermano.)

–Con 3,90 reales en el bolsillo, podría hacer un viaje de ida a algún lugar que me acoja durante un tiempo hasta que pueda trabajar. Cargar con lo que sobra es darse cuenta de que necesitaba comprar un par de vaqueros más, tres pantalones cortos y blusas más duraderas y unos calzoncillos más cómodos. Todo lo que queda está en la mochila y en esa bolsa rasgada en el lateral con la cremallera atascada. Son las 23:43 del viernes, no puedo ir a su casa, no hay espacio, ni tiempo, ni dinero, ni confort. No lograría todo o parte de todo eso con mi padre, ni sería su obligación. En su casa no puedo quedarme, no sé ni cómo podría empezar, por las excusas o las promesas. Dormir en la calle no sería la primera vez, comienzo de nuevo, contesto al móvil, podría ser alguien que ofrece un lugar para dormir durante unos días, intento engañarme, cuelgo y me entero de que mi cita mañana por la mañana es en la comisaría, quieren respuestas, urgentemente.

(Dentro del autobús).

–Buenas noches a todos los pasajeros. En primer lugar, disculpe si le molesto en su viaje. Soy Douglas y de momento este es mi trabajo. Como pueden ver, hoy tengo el famoso caramelo de jengibre, que ayuda con los ronquidos, la tos y la irritación de la garganta, y estas gomitas con ocho unidades. Todo por un solo real. Quien pueda ayudar, le estaré muy agradecido y quien no, aun así gracias por sostener el producto. Venga gente, sólo cuesta R$ 1,00.

–Tal vez, probablemente heredé el acto de ser impulsivo con mi viejo y cansado padre, él estaba en casa arreglando sus maletas, ¿viajar? ¿A dónde? Le seguí hasta la estación de autobuses, billete en mano, me presenté ante él, y su cara de asombro y otra de compasión. No le pregunté nada, le hablé de mi casa y una leve sonrisa apareció en su envejecido rostro, me dice que nunca se imaginó tener un hijo, comprometerse, tener otros hijos y trabajar incansablemente para vivir sólo los fines de semana, este sábado me dijo que nunca se imaginó viudo, mi madre era la mujer que el odió amar, amando, todo lo que él no quería, todo pasó y sólo ahora al final le quedarían quizá sólo unos finales más. Quería desaparecer sin dejar rastro y vivir sus finales en un lugar lejano, no pregunté a dónde iría, pregunté a dónde debía ir. Me sorprendió la respuesta. Antes de que subiera al autobús, le agarré por la camisa y le pregunté.

–Douglas. ¿Fue mamá quien eligió mi nombre? Aguas negras. El que viene de las aguas oscuras. Mamá sintió los dolores cerca del río negro, en la orilla izquierda, casi nací en el borde de la arcilla fangosa. Debería ser agua corriente, agua revuelta fuerte, ser tan extenso y crear remansos. Desaguar en el infinito, en el breve, en el ahora. Ser-río.

(Comisaría de Policía)

Con esposas en las manos.

(Sonido de máquina de escribir.)

Douglas Veiga de Lima dos Santos.

(Sonido de máquina de escribir.)

–2636862-2 SSP-AM

(Sonido de máquina de escribir.)

–114.396.373-50

(Sonido de máquina de escribir.)

(El actor-performer dice la dirección del lugar de actuación).


(Fragmento de Queimar a casa –Echar fuego en la casa–)