Bruno Alves, dramaturgo, actor y arte-educador, es uno de los jóvenes dramaturgos que han surgido en la escena teatral de Alagoas. Nacido en Viçosa, una ciudad del interior de Alagoas, vivió desde muy joven la narración de historias como una parte muy importante de su vida cotidiana. Creció escuchando las historias de las personas ancianas alrededor suyo, llorando de miedo ante las interpretaciones tan personales de los pasajes bíblicos apocalípticos, y muy atento a la escenificación dramática de los entreactos, una parte importante de los festejos cuya manifestación está muy presente en el Nordeste brasileño. En la iglesia católica, que desempeñaba el papel de espacio cultural en la ciudad, y en la escuela, como parte del Grupo de Teatro Riacho do Meio, conoció otras formas de contar historias. De esta mezcla nació su interés y su firma poética como dramaturgo.
Durante su graduación en Teatro y Licenciatura en la Universidad Federal de Alagoas (UFAL), participó en un intercambio en Portugal, facilitado en su momento por la celebración del Año de Brasil en Portugal, y, a su regreso, participó como actor, en un proceso teatral centrado en la figura del director de teatro. Una experiencia que describe como traumática y de la que salió decidido a fundar un grupo. El intento de fundar un grupo no prosperó al principio y, en contra de este deseo, Bruno estrenó su primera dramaturgia en solitario, en la que también actuó, titulada Volante (2014).
La obra contaba la historia de un folión de la cultura popular que salía al mundo en busca de la felicidad y se presentaba en las calles y espacios públicos de Maceió. Debido a este trabajo, fue invitado a participar en el escenario del Servicio Social y del Comercio (SESC), haciéndose visible en la escena teatral de Alagoas. El espectáculo también dio nombre al colectivo, fundado poco después.
En 2015, participó en un taller impartido por Vinícius de Souza (Belo Horizonte), donde creó varios textos breves que luego se organizaron en un proyecto audiovisual del colectivo Volante, llamado Texto ExMachina, disponible en su totalidad en el YouTube del grupo.
El colectivo se expandió y, en 2017, estrenó su primer espectáculo: Incelenças, cuya dirección es de Gessyca Geyza, en el que el dramaturgo también participa como actor. En la obra, que tiene lugar en el sótano del Teatro Deodoro, en Maceió, el público es conducido por una plañidera a una especie de submundo de la ciudad para conocer las “incelenças” de las madres, muertas en vida al perder a sus hijos por la violencia urbana. Incelenças fue escrito en colaboración a partir del malestar del grupo con el mapa de la violencia publicado en la época [nota de traducción: las “incelenças”, también conocidas como canciones de guardia, canciones de centinela, bendiciones de difuntos o simplemente canciones fúnebres constituyen una forma de expresión musical típica de localidades de Ceará, en el Nordeste de Brasil, ciudades del Vale do Paraíba y, en mayor escala, de otras regiones de Brasil].
A lo largo del texto, aunque no esté en primer plano, es posible notar el envejecimiento de estas mujeres, lo que nos lleva a un elemento muy recurrente en la dramaturgia de Bruno Alves: la presencia de ancianas cuentacuentos y que al narrar sus historias preservan las memorias. Una parte importante del imaginario del artista que atraviesa de manera irruptiva sus producciones.
Tras su estreno, Bruno Alves comenzó a ser invitado para escribir a otros grupos de teatro y experimentó con la escritura de textos en los que no participaba como actor, perfeccionando su capacidad de escucha. En este camino, desarrolló una colaboración con el Colectivo de Teatro Heteaçá, para el que escribió Entre mar e rio há Lagoanas –Entre mar y río hay Lagoanas– (2017), construida de forma colaborativa tras una inmersión en un quilombo en Taquarana. El grupo quería contar la historia de las mujeres que tienen la vida conectadas con las lagunas y sus ecosistemas. Esto se hace en la obra a través de un juego entre generaciones que pone de manifiesto el avance de la explotación depredadora, creando un universo mítico a través del cual estas historias se transmiten entre los personajes que divinizan la propia laguna.
Bruno trabaja y desarrolla un guion de acciones para la obra a partir de textos propuestos por el propio reparto, alineando la historia y realizando ejercicios a través de los cuales surgen otros textos, y poniendo su propio universo como dramaturgo en diálogo con la experiencia del grupo. Con el colectivo Heteaçá también escribió As meninas de lá –La chicas de allá–, ésta aún en proceso.
El dramaturgo también escribe críticas para Filé de Críticas, un colectivo de Alagoas para estudios, investigación y escritura en crítica de artes escénicas y es el gestor del Festival de Artes Escénicas (FESTAL), que pretende acoger a los grupos de teatro que están a la margen de los grandes centros y su diversidad, intentando crear espacios que democratizan el acceso al aparato cultural, normalmente centrado en las grandes capitales del territorio brasileño.
Bruno Alves tiene como una de sus grandes referencias a la dramaturga Maestra Cícera, que construyó sus dramaturgias jugando con la improvisación. Y, en cierto modo, se esfuerza por honrar su memoria construyendo su poética, escuchando otras improvisaciones y cosiéndolas, tratando de conciliar, al hacerlo, los deseos de la comunidad en la que trabaja.
(Lais Machado)