samuel santos

Recife - PE

Fragmento Teatral

ESCENA 4: EL CARNICERO

(El actor vestido de carnicero sostiene un hacha de cocina y un cuchillo deshuesador.)

ACTOR CARNICERO: Seu António vivía para la carnicería. 

Todos los días se levantaba a las 4 de la mañana para ir a trabajar. Tenía su propio negocio. Había invertido hasta el último céntimo en su sueño. Al crecer pobre, apenas tenía carne en su plato. Creció con esto en mente:

–¡Voy a abrir una carnicería!

Así, António, un niño, creció con su sueño de la carne. Soñaba tanto que se puso a trabajar en la pequeña carnicería de la ciudad. Aprendió todo sobre la carne. Conocer, como nadie, las especialidades de la pieza. ¡El corte del adolescente António era recto y firme! Nunca temblaba, nunca sonreía, nunca hablaba con los clientes… Hasta que António, un adolescente, conoció a Nicinha. Una putita de las buenas. Mujer de pocos encantos para unos y mucho placer para otros. António, que era un chico, todavía un adolescente que ya se convertía en hombre. Nicinha era especialista en casi el mismo campo que António: ¡el comercio de la carne! António para la carne del buey, Nicinha, su propia carne humana. António se había enamorado de ella y nunca se había desencantado. ¡Quería casarse! La gente lo ridiculizó como cualquier otra gente ridiculiza a un hombre que decide casarse con una puta. Pero a Antonio le daba igual. Estaba muy enamorado de Nicinha…

Empezó a trabajar en tres turnos para poder casarse con la dueña de la carne. Quería convertirse en el único dueño de aquel trozo de carne. Reúne dinero y deja su trabajo. Monta su propia carnicería. Si antes trabajaba mucho, hoy trabaja mucho más. Y cuando pudo permitírselo, ¡finalmente se casó con Nicinha! En su boda: sólo Nicea, la Nicinha, y él. No tenía amigos, ni parientes. No vino nadie. Todos ellos desaparecieron cuando decidió asumir a Nicinha como esposa.


La carnicería iba bien, aunque la gente volvía la cara cuando aparecía Nicinha, o cuando salía a la calle con ella. Toda la ciudad fue cruel con su relación. Con ella aún más. No la vendían ropa, ni joyerías. ¡Nada! Todo tuvo que irse a comprar en otra ciudad. En la que António siempre insistía en acompañarla. No por desconfianza, porque en el amor de Antônio no existía “desconfianza”. Decía. Pero él quería estar cerca de ella siempre, siempre y siempre.

António quería tener un hijo. Nicinha también. Lo intentaron muchas veces, pero nunca lo consiguieron. António, a pesar de su rudeza, era dulce con Nicinha. Delicado, atento, cariñoso y hasta hizo de poeta y recitaba versos improvisados:

El lomo del buey

Es una pieza dura

No se puede quitar casi nada

El corazón de António

Es un corazón blando

Se derrite por ti

Como el solomillo de vacuno ablandado

En mantequilla y carbón.

Y Nicinha, a su cónyuge, le correspondía por partida doble. Cada vez que salían a pasear, la ciudad los ignoraba. Y las cosas empeoraron. Nunca había tomado un helado con su querida prostituta, porque nadie lo vendía. Lo único que la ciudad no podía negar era la luna. António y su diosa, que hacía tiempo que había dejado de ser una mujer de la vida y que quería vivir lejos de la fama, ganaban una luna cada mes. Y la ciudad se volvió más y más cruel. Celosos de la felicidad de los dos, se cerraron cada vez más a ellos. Pero no dejaron de consumir, de comprar en la carnicería de António. ¡Paradójico!

Nicinha siempre iba con António a comprar ropa en otra ciudad. ¡Siempre! Sólo que ese día António no pudo ir, y ella fue sola. Saldría muy temprano, en cuanto António abría la carnicería. Le dio un beso a António y ese beso le hizo sentir una extraña sensación que António no podía definir. Nicinha se fue y António trabajó ese día como nunca. La ciudad había decidido comer carne como nunca antes. Tuvo que cortar tres piezas. Casi un buey vendido. Al final de la tarde, cuando ya era hora de que llegará Nicinha, simplemente no apareció. Él se puso muy preocupado.

–Siempre llegamos a esta hora. ¿Dónde está Nicinha? Lo dijo con un presentimiento en su mente...

¡Nada de Nicinha!

(Fragmento de Desatinos)



Samuel Santos es director de teatro, actor, autor, productor y profesor de teatro. Forma parte del grupo afro-indígena O Poste Soluções Luminosas.

escucha la entrevista:

Apresentação Critica

El actor, director de teatro, dramaturgo y guionista Samuel Santos llegó al grupo O Poste Soluções Luminosas en 2009. Referencia del teatro negro en Pernambuco, el grupo se dedica principalmente al estudio de la antropología teatral y la transculturalidad, estructurando las investigaciones sobre el cuerpo en las religiones de matriz africana, como el candomblé y la umbanda. El trabajo de Samuel influyó en el cambio de rumbo de O Poste, fundado en 2004 por Naná Sodré y Agrinez Melo como grupo dedicado a la iluminación escénica. Cinco años después de la creación del grupo, las artistas, mujeres negras, detrás de la mesa de luz, comprendieron que podían y necesitaban estar en el escenario, y no sólo entre bastidores, una jornada que también tenía que ver con el feminismo negro y el empoderamiento.

Los tres primeros espectáculos de O Poste, Cordel do Amor sem fim –Cordel del Amor Sinfín– (2009), Anjo negro –Ángel negro– (2014) y Ombela [nota de traducción: “Ombela” es una palabra africana del idioma angoleño Umbundo, que en portugués significa “lluvia”. Es a través de la sacralidad del agua que el espectáculo se desvela ante el público; a partir del elemento físico, Ombela se transforma en dos entidades que ganan cuerpo y voz] (2014), ya mostraban una coherencia temática y estética, pero no autoral. La necesidad de estructurar el propio discurso se puso en práctica con A receita –La receta– (2014), dramaturgia firmada por Samuel Santos pero que contó con las interferencias de la sala de ensayo y de las propuestas de la actriz Naná Sodré. El texto es uno de los relatos de la serie Desatinos, que, a través de diferentes perspectivas, aborda la locura, así como cuestiones de género y raza, amor, violencia y opresión.

A receita –La receta– escudriña la violencia contra las mujeres: es un texto duro y crudo, pero logra instigar la creación de imágenes del lector-espectador que espera que el suspenso llegue a su ápice y entonces se resuelva. Alternando entre la primera y la tercera persona, la narración nos acerca a esta esposa, madre y cocinera, que lidia con los abusos de su marido, a la vez que nos hace cuestionar cuál será el desenlace de la narrativa.

El espectáculo O açougueiro –El carnicero– (2015), que cuenta con texto, dirección e iluminación de Samuel Santos, no está firmado por el grupo, pero en él participaron todos sus integrantes. La actuación es de Alexandre Guimarães, que invitó a Santos al proyecto. El texto también forma parte de la serie Desatinos y cuenta la historia de António, un hombre que realiza su sueño de abrir su propia carnicería y, poco después, se casa con Nicinha, su gran amor. El problema es que Nicinha era una exprostituta en la pequeña ciudad del “sertão” en el Nordeste [nota de traducción: “sertão” es una subregión del Nordeste situada entre el Agreste y el Medio Norte. Es la mayor de las mesorregiones del Nordeste. Su clima predominante es el semiárido, caracterizado por largos períodos de sequía. Los cursos de agua del sertão están formados generalmente por ríos temporales (también llamados intermitentes), con la excepción del río São Francisco. La vegetación predominante es la Caatinga. A pesar del clima seco y de la ausencia de cursos de agua en algunas regiones durante algunos períodos del año, existen algunas zonas de tierra húmeda en el sertão y es gracias a esta humedad que estas zonas son los principales campos agrícolas de la región, con predominio del cultivo de maíz, judías y caña de azúcar] y los lugareños no aceptan la relación. Un día, Nicinha desaparece. Cuando descubre lo que le ocurrió a su mujer, António decide vengarse de los habitantes del lugar.

La dramaturgia de Samuel Santos construye la figura de este hombre de forma ambigua: carnicero, vaquero, rudo, solitario, enamorado, vengativo. El cuento se desarrolla y, una vez más, la hábil dramaturgia lleva al espectador a elaborar las imágenes que ayudan a componer la historia. No hay grandes innovaciones en esta estructura dramatúrgica que anhela la resolución del conflicto, pero el lector-espectador se encuentra con una trama que despierta interés, capaz de mantener la atención hasta el final.

El artista dice que es “un director que escribe y no un dramaturgo que dirige”. Desde hace algún tiempo, cuando se le invita a dirigir obras no vinculadas al grupo O Poste, él mismo escribe los textos. Este fue el caso, por ejemplo, del espectáculo A lenda do Santo Fujão –La leyenda del Santo Fugitivo– escrito y dirigido por Santos para la Compañía Feira de Teatro Popular, en 2013, una obra que se nutre de la cultura popular del Nordeste y rinde homenaje al actor y dramaturgo Sebastião Alves (1957-), Sebá, y al dramaturgo Vital Santos (1948-2013).

En Severinos, Virgulinos y Vitalinos (2016), de la Dispersos Compañía de Teatro, con texto y dirección de Samuel Santos, dos hijos de artistas van en busca de sus padres que siguieron con el circo. La dramaturgia incorpora muchas referencias a la cultura popular de Nordeste, incluyendo figuras simbólicas de la región, como Lampião (1898-1938) [nota de traducción: Virgulino Ferreira da Silva, más conocido por Lampião, para algunos compositor, cantor, para otros tan sólo un criminal convertido en mito por los desposeídos que, debido a la falta de resistencia de aquellos que estaban marginados y de los actos criminales que cometían quienes tenían dinero y medios, depositaron en él las esperanzas por la igualdad y la justicia], João Cabral de Melo Neto (1920-1999) [nota de traducción: poeta y diplomático brasileño, João Cabral surgió como poeta en la década de 1940, y suele enmarcarse dentro de lo que se conoció como la Generación del 45 o la tercera generación del Modernismo. La seca dicción poética llevó a algunos críticos a caracterizarlo como un constructivista, un sujeto que racionaliza la construcción poética, pero para otros su poesía no sólo sería fría, sino mineral, tomando como referencia la piedra, imagen central en la obra del poeta de Pernambuco] y, finalmente, Mestre Vitalino (1909-1963) [nota de traducción: fue un artista popular brasileño, considerado uno de los mayores artistas de la historia del arte del barro en Brasil], en un texto que es también un homenaje al arte del circo.

Un capítulo importante de la producción del artista está dedicado a las obras de teatro para la infancia y la juventud. En 2002, adaptó y dirigió A terra dos meninos pelados –La tierra de los chicos desnudos–, de Graciliano Ramos, para el grupo Arte em Foco. La obra tuvo una gran repercusión: ganó ocho de los diez premios de la categoría Teatro para Infancia en el festival Janeiro de Grandes Espetáculos. En 2011, la obra fue reestrenada por el mismo grupo, pero con un reparto diferente. Otras obras infantiles importantes en la carrera de Santos son O amor do Galo da Madrugada pela Galinha D'água –El amor del Galo de la Madrugada por la Gallina del agua– (2006) e Historinhas de dentro –Historietas de adentro– (2008).

Más recientemente, el artista del estado de Pernambuco, nacido y criado en las afueras de Recife, dice estar en busca de una dramaturgia de pertenencia, enraizada en los pueblos originarios. Un trabajo impactante en este camino fue el experimento LONGUSU XENUMPRE DUDU NORDESTINA PE, creado para el programa Cena Agora –Escena Ahora–, promovido por Itaú Cultural, que tuvo como tema Encruzilhada Nordeste(s): (contra)narrativas poéticas –Encrucijada Nordeste(s): (contra)relatos poéticos–. Los textos fueron escritos y hablados en Umbundu, una lengua bantú hablada por los habitantes de las montañas centrales de Angola, en Brobó, una lengua del pueblo Xucurus, y en Yoruba, una lengua hablada en Nigeria y Benín.

(Pollyanna Diniz)



Samuel Santos es director de teatro, actor, autor, productor y profesor de teatro. Forma parte del grupo afro-indígena O Poste Soluções Luminosas.

El actor, director de teatro, dramaturgo y guionista Samuel Santos llegó al grupo O Poste Soluções Luminosas en 2009. Referencia del teatro negro en Pernambuco, el grupo se dedica principalmente al estudio de la antropología teatral y la transculturalidad, estructurando las investigaciones sobre el cuerpo en las religiones de matriz africana, como el candomblé y la umbanda. El trabajo de Samuel influyó en el cambio de rumbo de O Poste, fundado en 2004 por Naná Sodré y Agrinez Melo como grupo dedicado a la iluminación escénica. Cinco años después de la creación del grupo, las artistas, mujeres negras, detrás de la mesa de luz, comprendieron que podían y necesitaban estar en el escenario, y no sólo entre bastidores, una jornada que también tenía que ver con el feminismo negro y el empoderamiento.

Los tres primeros espectáculos de O Poste, Cordel do Amor sem fim –Cordel del Amor Sinfín– (2009), Anjo negro –Ángel negro– (2014) y Ombela [nota de traducción: “Ombela” es una palabra africana del idioma angoleño Umbundo, que en portugués significa “lluvia”. Es a través de la sacralidad del agua que el espectáculo se desvela ante el público; a partir del elemento físico, Ombela se transforma en dos entidades que ganan cuerpo y voz] (2014), ya mostraban una coherencia temática y estética, pero no autoral. La necesidad de estructurar el propio discurso se puso en práctica con A receita –La receta– (2014), dramaturgia firmada por Samuel Santos pero que contó con las interferencias de la sala de ensayo y de las propuestas de la actriz Naná Sodré. El texto es uno de los relatos de la serie Desatinos, que, a través de diferentes perspectivas, aborda la locura, así como cuestiones de género y raza, amor, violencia y opresión.

A receita –La receta– escudriña la violencia contra las mujeres: es un texto duro y crudo, pero logra instigar la creación de imágenes del lector-espectador que espera que el suspenso llegue a su ápice y entonces se resuelva. Alternando entre la primera y la tercera persona, la narración nos acerca a esta esposa, madre y cocinera, que lidia con los abusos de su marido, a la vez que nos hace cuestionar cuál será el desenlace de la narrativa.

El espectáculo O açougueiro –El carnicero– (2015), que cuenta con texto, dirección e iluminación de Samuel Santos, no está firmado por el grupo, pero en él participaron todos sus integrantes. La actuación es de Alexandre Guimarães, que invitó a Santos al proyecto. El texto también forma parte de la serie Desatinos y cuenta la historia de António, un hombre que realiza su sueño de abrir su propia carnicería y, poco después, se casa con Nicinha, su gran amor. El problema es que Nicinha era una exprostituta en la pequeña ciudad del “sertão” en el Nordeste [nota de traducción: “sertão” es una subregión del Nordeste situada entre el Agreste y el Medio Norte. Es la mayor de las mesorregiones del Nordeste. Su clima predominante es el semiárido, caracterizado por largos períodos de sequía. Los cursos de agua del sertão están formados generalmente por ríos temporales (también llamados intermitentes), con la excepción del río São Francisco. La vegetación predominante es la Caatinga. A pesar del clima seco y de la ausencia de cursos de agua en algunas regiones durante algunos períodos del año, existen algunas zonas de tierra húmeda en el sertão y es gracias a esta humedad que estas zonas son los principales campos agrícolas de la región, con predominio del cultivo de maíz, judías y caña de azúcar] y los lugareños no aceptan la relación. Un día, Nicinha desaparece. Cuando descubre lo que le ocurrió a su mujer, António decide vengarse de los habitantes del lugar.

La dramaturgia de Samuel Santos construye la figura de este hombre de forma ambigua: carnicero, vaquero, rudo, solitario, enamorado, vengativo. El cuento se desarrolla y, una vez más, la hábil dramaturgia lleva al espectador a elaborar las imágenes que ayudan a componer la historia. No hay grandes innovaciones en esta estructura dramatúrgica que anhela la resolución del conflicto, pero el lector-espectador se encuentra con una trama que despierta interés, capaz de mantener la atención hasta el final.

El artista dice que es “un director que escribe y no un dramaturgo que dirige”. Desde hace algún tiempo, cuando se le invita a dirigir obras no vinculadas al grupo O Poste, él mismo escribe los textos. Este fue el caso, por ejemplo, del espectáculo A lenda do Santo Fujão –La leyenda del Santo Fugitivo– escrito y dirigido por Santos para la Compañía Feira de Teatro Popular, en 2013, una obra que se nutre de la cultura popular del Nordeste y rinde homenaje al actor y dramaturgo Sebastião Alves (1957-), Sebá, y al dramaturgo Vital Santos (1948-2013).

En Severinos, Virgulinos y Vitalinos (2016), de la Dispersos Compañía de Teatro, con texto y dirección de Samuel Santos, dos hijos de artistas van en busca de sus padres que siguieron con el circo. La dramaturgia incorpora muchas referencias a la cultura popular de Nordeste, incluyendo figuras simbólicas de la región, como Lampião (1898-1938) [nota de traducción: Virgulino Ferreira da Silva, más conocido por Lampião, para algunos compositor, cantor, para otros tan sólo un criminal convertido en mito por los desposeídos que, debido a la falta de resistencia de aquellos que estaban marginados y de los actos criminales que cometían quienes tenían dinero y medios, depositaron en él las esperanzas por la igualdad y la justicia], João Cabral de Melo Neto (1920-1999) [nota de traducción: poeta y diplomático brasileño, João Cabral surgió como poeta en la década de 1940, y suele enmarcarse dentro de lo que se conoció como la Generación del 45 o la tercera generación del Modernismo. La seca dicción poética llevó a algunos críticos a caracterizarlo como un constructivista, un sujeto que racionaliza la construcción poética, pero para otros su poesía no sólo sería fría, sino mineral, tomando como referencia la piedra, imagen central en la obra del poeta de Pernambuco] y, finalmente, Mestre Vitalino (1909-1963) [nota de traducción: fue un artista popular brasileño, considerado uno de los mayores artistas de la historia del arte del barro en Brasil], en un texto que es también un homenaje al arte del circo.

Un capítulo importante de la producción del artista está dedicado a las obras de teatro para la infancia y la juventud. En 2002, adaptó y dirigió A terra dos meninos pelados –La tierra de los chicos desnudos–, de Graciliano Ramos, para el grupo Arte em Foco. La obra tuvo una gran repercusión: ganó ocho de los diez premios de la categoría Teatro para Infancia en el festival Janeiro de Grandes Espetáculos. En 2011, la obra fue reestrenada por el mismo grupo, pero con un reparto diferente. Otras obras infantiles importantes en la carrera de Santos son O amor do Galo da Madrugada pela Galinha D'água –El amor del Galo de la Madrugada por la Gallina del agua– (2006) e Historinhas de dentro –Historietas de adentro– (2008).

Más recientemente, el artista del estado de Pernambuco, nacido y criado en las afueras de Recife, dice estar en busca de una dramaturgia de pertenencia, enraizada en los pueblos originarios. Un trabajo impactante en este camino fue el experimento LONGUSU XENUMPRE DUDU NORDESTINA PE, creado para el programa Cena Agora –Escena Ahora–, promovido por Itaú Cultural, que tuvo como tema Encruzilhada Nordeste(s): (contra)narrativas poéticas –Encrucijada Nordeste(s): (contra)relatos poéticos–. Los textos fueron escritos y hablados en Umbundu, una lengua bantú hablada por los habitantes de las montañas centrales de Angola, en Brobó, una lengua del pueblo Xucurus, y en Yoruba, una lengua hablada en Nigeria y Benín.

(Pollyanna Diniz)



ESCENA 4: EL CARNICERO

(El actor vestido de carnicero sostiene un hacha de cocina y un cuchillo deshuesador.)

ACTOR CARNICERO: Seu António vivía para la carnicería. 

Todos los días se levantaba a las 4 de la mañana para ir a trabajar. Tenía su propio negocio. Había invertido hasta el último céntimo en su sueño. Al crecer pobre, apenas tenía carne en su plato. Creció con esto en mente:

–¡Voy a abrir una carnicería!

Así, António, un niño, creció con su sueño de la carne. Soñaba tanto que se puso a trabajar en la pequeña carnicería de la ciudad. Aprendió todo sobre la carne. Conocer, como nadie, las especialidades de la pieza. ¡El corte del adolescente António era recto y firme! Nunca temblaba, nunca sonreía, nunca hablaba con los clientes… Hasta que António, un adolescente, conoció a Nicinha. Una putita de las buenas. Mujer de pocos encantos para unos y mucho placer para otros. António, que era un chico, todavía un adolescente que ya se convertía en hombre. Nicinha era especialista en casi el mismo campo que António: ¡el comercio de la carne! António para la carne del buey, Nicinha, su propia carne humana. António se había enamorado de ella y nunca se había desencantado. ¡Quería casarse! La gente lo ridiculizó como cualquier otra gente ridiculiza a un hombre que decide casarse con una puta. Pero a Antonio le daba igual. Estaba muy enamorado de Nicinha…

Empezó a trabajar en tres turnos para poder casarse con la dueña de la carne. Quería convertirse en el único dueño de aquel trozo de carne. Reúne dinero y deja su trabajo. Monta su propia carnicería. Si antes trabajaba mucho, hoy trabaja mucho más. Y cuando pudo permitírselo, ¡finalmente se casó con Nicinha! En su boda: sólo Nicea, la Nicinha, y él. No tenía amigos, ni parientes. No vino nadie. Todos ellos desaparecieron cuando decidió asumir a Nicinha como esposa.


La carnicería iba bien, aunque la gente volvía la cara cuando aparecía Nicinha, o cuando salía a la calle con ella. Toda la ciudad fue cruel con su relación. Con ella aún más. No la vendían ropa, ni joyerías. ¡Nada! Todo tuvo que irse a comprar en otra ciudad. En la que António siempre insistía en acompañarla. No por desconfianza, porque en el amor de Antônio no existía “desconfianza”. Decía. Pero él quería estar cerca de ella siempre, siempre y siempre.

António quería tener un hijo. Nicinha también. Lo intentaron muchas veces, pero nunca lo consiguieron. António, a pesar de su rudeza, era dulce con Nicinha. Delicado, atento, cariñoso y hasta hizo de poeta y recitaba versos improvisados:

El lomo del buey

Es una pieza dura

No se puede quitar casi nada

El corazón de António

Es un corazón blando

Se derrite por ti

Como el solomillo de vacuno ablandado

En mantequilla y carbón.

Y Nicinha, a su cónyuge, le correspondía por partida doble. Cada vez que salían a pasear, la ciudad los ignoraba. Y las cosas empeoraron. Nunca había tomado un helado con su querida prostituta, porque nadie lo vendía. Lo único que la ciudad no podía negar era la luna. António y su diosa, que hacía tiempo que había dejado de ser una mujer de la vida y que quería vivir lejos de la fama, ganaban una luna cada mes. Y la ciudad se volvió más y más cruel. Celosos de la felicidad de los dos, se cerraron cada vez más a ellos. Pero no dejaron de consumir, de comprar en la carnicería de António. ¡Paradójico!

Nicinha siempre iba con António a comprar ropa en otra ciudad. ¡Siempre! Sólo que ese día António no pudo ir, y ella fue sola. Saldría muy temprano, en cuanto António abría la carnicería. Le dio un beso a António y ese beso le hizo sentir una extraña sensación que António no podía definir. Nicinha se fue y António trabajó ese día como nunca. La ciudad había decidido comer carne como nunca antes. Tuvo que cortar tres piezas. Casi un buey vendido. Al final de la tarde, cuando ya era hora de que llegará Nicinha, simplemente no apareció. Él se puso muy preocupado.

–Siempre llegamos a esta hora. ¿Dónde está Nicinha? Lo dijo con un presentimiento en su mente...

¡Nada de Nicinha!

(Fragmento de Desatinos)