Paulo Vieira escribió su primer texto, Deixa estar –Déjalo–, en 1986, diez años después de su debut teatral con la puesta en escena de Morte e vida severina –Muerta y vida severina– del grupo Tenda. El inicio de su carrera artística está vinculado a su ingreso en la primera clase del curso de Educación Artística de la Universidad Federal de Paraíba, en 1977, y a su consiguiente participación como activista en el movimiento estudiantil de João Pessoa. Junto con el profesor António Edson Cadengue, durante sus años de licenciatura, Paulo colaboró en la creación de obras de teatro con un lenguaje irreverente y un fuerte acento político, consideradas transgresoras y eróticas en aquel entonces.

El debate en torno al erotismo en la obra de Paulo reaparecerá en la puesta en escena de Anayde (1992), una producción que marcó la historia del teatro en Paraíba. En el texto escrito para el programa de mano del montaje, Paulo relata cómo la noticia de la muerte de la amante de João Dantas surgió para él como una tragedia de proporciones shakesperianas, destacando el alcance trágico de su dramaturgia. Anayde Beiriz fue una profesora y escritora considerada de la vanguardia, al frente de su tiempo. Su historia ya había sido contada por el cineasta Tizuka Yamazaki en la película Parahyba Mulher Macho (1983), que también suscitó intensas discusiones a raíz de las escenas eróticas.

Entre los años 2010 y 2020, Paulo escribió y dirigió Lata absoluta (2010), Mercedes (2014) y Divina luz (2015). Mercedes, texto del que nos ocuparemos con más detalle, nos presenta un personaje al que conocemos en dos momentos diferentes del tiempo y que lucha contra la dictadura militar. El texto fue escrito para la actriz e investigadora Suzy Lopes, cuya investigación de maestría en la UFPB investigó la producción dramatúrgica de Paulo Vieira durante la década de 1990 y sirvió de referencia para la elaboración de este texto. Se trata de una obra dramática pero también de un juego para tres acciones simultáneas, dispuesta en un escenario circular dividido en tres partes iguales, según la sugerencia del autor en la rúbrica inicial. La escritura de la obra es en sí misma un proceso de juego cuya representación viene dada por la escritura de los diálogos referidos a cada acción en distintos colores, de modo que las líneas se complementan en la elaboración de los sentidos. 

La obra de Paulo Vieira integra la producción de una generación cuya entrada en la línea de tiempo del teatro brasileño se debe principalmente a la ruptura con los valores estéticos de una cierta vocación regionalista de la dramaturgia en el Nordeste –y que en el estado de Paraíba siguió hasta Lourdes Ramalho, cuya producción cuenta con 106 textos teatrales, incluyendo un vasto repertorio infantil–. La idea de un regionalismo nordestino, que se inicia en la literatura moderna a principios del siglo XX y se consolida en el teatro a finales de la década de 1940, inspirado en el pensamiento de intelectuales como Hermilo Borba Filho y Ariano Suassuna, recupera el debate sobre los valores estéticos vinculados a una temática etnográfica, que podemos ver materializada en la presencia de la gente del territorio como personaje y en la influencia de las manifestaciones populares de la región.

El teatro producido en el Nordeste es también el campo de investigación de Paulo, especialmente la escena de Paraíba. Su investigación académica es un desdoblamiento de su vínculo con la universidad, que se ha convertido en un rasgo característico de toda su trayectoria. Doctor en Arte por la Universidad de São Paulo, el autor presentó en 2014 la memoria reflexiva titulada O círculo das ações –El círculo de las acciones–, que le otorgó el grado de Profesor Titular en la Universidad Federal de Paraíba, el nivel más alto de la carrera académica en Brasil. 

(Glauber Coradesqui)