maria léo araruna

Brasília - DF

Fragmento Teatral

Capítulo 4: Cíborg

María, en el centro del escenario, finaliza la mímica con los dos brazos extendidos hacia el público.

María: Hay dos procedimientos. El primero de ellos (Acentúa la mano derecha extendida hacia el público.), es producir un hombre perfecto, guapo, correcto, incorruptible. El segundo (Acentúa la mano izquierda extendida hacia el público.), es producir una travestí. Y todo empieza así: cogen a una mujer y la tumban en una camilla. Le atan las manos, le atan los pies; la dejan inmóvil. Cogen a un chip: un chip de semen, de macho, de esperma. Y lo implantan en lo más profundo del útero de la mujer. La tecnología contamina todo lo orgánico, la tecnología contamina todo el endometrio. Después de nueve meses –con mucho cuidado, con mucha precaución– retiran ese feto masculino del interior del útero y lo mantienen en un recipiente cerrado a baja temperatura, para que continúe su programación según sus codificaciones de masculinidad tóxica. Mientras que ese útero jodido, usado y reutilizado, necesita ser limpiado. Ellos raspan, recogen y eliminan todos los nódulos, miomas y tumores que quedan allí y los tiran a la basura. El problema es cuando esos mismos nódulos, esos mismos miomas y tumores empiezan a crecer, a desarrollarse, a tomar forma, contorno, silueta... y se convierten en una criatura fea, una criatura rara: mitad arteria, vena, músculo, mitad máquina. Yo soy el efecto de este proceso. Los travestís –todos ellas, todas las que vosotros conocéis o que habéis visto algún día en vuestra vida– pueden ser efectos de este proceso. Porque el mismo bisturí médico-corporativo que consume a las mujeres es el mismo que descarta a las travestís. El mismo bisturí médico-empresarial que consume a las travestís es el mismo que descarta a las mujeres. Y como queda para la producción de este hombre perfecto, correcto, incorruptible, nazco yo: animal, híbrida, no humana, intento de mujer, travestí-cíborg. Y para seguir en pie, sobreviviendo, tengo que, cada día, hacer un ritual de mí misma. Cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, cada milésimo, tengo que hacer de mí un ritual, una magia, una brujería. Y lo hago a partir de todo lo que me dais. Como, trago, mastico todo lo que está disponible, todo lo que se ofrece, lo que se distribuye, y lo vomito. El resto, el rincón, lo que sobra, soy yo. Y a partir de este resultado mal hecho, es bueno trazar la frontera entre el cuerpo, el hueso, la sangre, la gónada, el coro y la maquinaria, la herramienta, lo industrial, lo farmacéutico, lo tecnológico. Pongo hembra en un macho suelto, pongo hembra en un macho caído. Porque para hacer travestí, como ya les dije, hay una “receta”, hay una “regla”, hay un “informe”, es “prescriptivo”. Empezando, pues, por el Prospecto de la colonización de los cuerpos. El Código Internacional de Enfermedades decía esto: “Transexualismo: trastorno mental y del comportamiento”. En segundo lugar, las facturas. Facturas de sexo mal pagado. Por los hombres que vinieron, me chuparon, me cogieron, me escupieron, me abrieron y se fueron. ¡Bragas! Bragas para recordar el gozo que no tuve, porque no quise, porque no fue solicitado, no fue pedido, fue sin consentimiento: violación. Por último, un poco, pero sólo un poco, de testosterona; bloqueadores para que no suban esos niveles de testosterona y anticonceptivos para que suban los niveles de progesterona y estrógenos. Y mira, no hago tal ritual para tener como resultado una mujer natural, porque no lo soy. No hago tal ritual para tener como resultado una mujer orgánica, porque no lo soy. No hago tal ritual para obtener como resultado una mujer virtual, pues tampoco lo soy. ¡Soy una mujer sintética! Y, entre el cuerpo y la tecnología, me saco el cíborg del culo. (Se saca un pañuelo morado del culo y lo utiliza para vendarse los ojos. Camina lentamente hacia la mesa del bar que está detrás de ella y coge una pequeña caja con el nombre Dandara en la parte superior. Vuelve al espacio que estaba en el centro del escenario frente a la mesa y levanta la caja presentando dicho nombre al público.) Dandara: chica cuidadosa y soñadora. Travestí brutalmente torturada, golpeada y asesinada el 15 de febrero de 2017, en Ceará, por una jauría de ocho hombres. (Se agacha, deposita la caja en el suelo, la abre, saca un pendrive de su interior y lo muestra al público.) Su memoria y su espíritu están guardados en este dispositivo pen drive. (Devuelve el pendrive a la caja que está en el suelo, vuelve a la mesa y coge otra caja con el nombre de Marsha P. Johnson en la parte superior. Vuelve al espacio que estaba en el centro del escenario, frente a la mesa, y levanta la caja presentando dicho nombre al público.) Marsha P. Johnson: activista pionera de los derechos LGBTI. Travestí, marica negra, drag queen. Marsha fue encontrada muerta en el río Hudson, en 1992 en Nueva York. Hasta el día de hoy, su muerte no ha sido realmente investigada. (Se agacha, deposita la caja en el suelo, la abre, saca un CD-ROM de su interior y lo muestra al público.) Su memoria y su espíritu están guardados en este dispositivo CD-ROM. (Devuelve el CD-ROM a la caja que está en el suelo, vuelve a la mesa y coge otra caja con el nombre de Venus Xtravaganza en la parte superior. Vuelve al espacio que estaba en el centro del escenario, frente a la mesa, y levanta la caja presentando dicho nombre al público.) Venus Xtravaganza: artista, performer y puta. Mujer transexual que fue encontrada muerta en el Hotel Dutchess en 1998 también en Nueva York. A día de hoy, nadie sabe quién fue el que la estranguló. (Se agacha, deposita la caja en el suelo, la abre, saca un disquete de su interior y lo muestra al público.) Su memoria y su espíritu están guardados en este dispositivo disquete. (Devuelve el disquete a la caja que está en el suelo, vuelve a la mesa y coge otra caja con el nombre de Thadeu Nascimento en la parte superior. Vuelve al espacio que estaba en el centro del escenario, frente a la mesa, y levanta la caja presentando el nombre al público.) Thadeu Nascimento: chico de fe, trabajo y lucha. Hombre negro trans que fue encontrado muerto el 6 de marzo de 2017 en Bahía. Su cuerpo mostraba marcas de golpes y disparos en la cabeza. (Se agacha, deposita la caja en el suelo, la abre, saca un pen drive de su interior y lo muestra al público.) Su memoria y su espíritu están guardados en este dispositivo pen drive. (Devuelve el pendrive a la caja que está en el suelo, vuelve a la mesa de espaldas al público, se deshace el moño, selecciona un mechón de pelo con la mano izquierda y, con la derecha, coge unas tijeras. Lleva las tijeras al mechón de pelo seleccionado y lo corta. Luego vuelve a dejar las tijeras sobre la mesa y, en un giro de 180º, se coloca delante del público mostrando el trozo de pelo cortado.) Este es mi cuerpo: ¡Cómanselo! (Coge un vaso de vino de la mesa y lo muestra al público.) Y esta es la sangre de Kika Sena: actriz, performer, poeta y directora de teatro. Travestí, mujer trans, negra, periférica y sirena volcánica. Kika obtuvo el primer puesto en el máster de Artes Escénicas de la Universidad de Brasília. ¡Y, hoy, está en Acre, viva! Esta es su sangre: ¡bebedla! (Espera unos segundos.) No. (Coloca el mechón de pelo cortado dentro de la copa de vino.) ¡Bebemos, comemos! (Vierte el vino en el suelo, de manera que se forme una franja paralela junto a las cajas que se dejaron allí.) ¡El banquete es todo nuestro! 

(Fragmento de Transmitología)



Maria Léo Araruna es actriz, performer y escritora.

escucha la entrevista:

Apresentação Critica

Maria Léo Araruna arrancó su trayectoria en el circuito teatral de Brasília en 2017 como actriz de musicales. Su estreno en la dramaturgia no tardó mucho, un año después, con la presentación de Manifesto Trav(eco) Ciborgue –Manifiesto Trav(eco) Cíborg– (2018), en el Teatro Goldoni. El texto, que toma como referencia el Manifiesto Cíborg de Donna Haraway, fue creado en el contexto de Teatro Eléctrico, un curso de interpretación para principiantes impartido por los miembros del Grupo Liquificador –Grupo Licuadora– y posteriormente publicado en el libro Bricolagem Travesti –Bricolaje Travestí–, editado en 2020 por la editorial Padê. Extractos del manifiesto reaparecen en el cuarto capítulo del solo Transmitología (2019), marcando claramente los aspectos que llegan a interesar a Maria Léo en su investigación artística sobre la propia condición travestí, así como las reverberaciones políticas y estéticas de su producción en una sociedad acostumbrada a borrar las corporalidades disidentes.

El manifiesto como género aparece en diferentes momentos de la historia del arte y del teatro brasileño. Se trata de una forma de expresión que hace converger el deseo de provocar rupturas y desviaciones en los paradigmas estéticos, morales y políticos, y presenta una declaración personal: de un individuo o de un colectivo, de una generación. En el Manifesto Trav(eco) Ciborgue –Manifiesto Trav(eco) Cíborg–, Maria Léo aporta perspectivas jurídicas y científicas al debate sobre la travestilidad y la identidad de género, presentándonos la idea de la identidad como resultado de un proceso de fabricación regido por mecanismos y discursos sustentados en estructuras de poder como el Derecho, la Medicina y la Psicología. A través de esta operación, al demostrar que la cisgeneridad es tan fabricada como la transgeneridad, Maria Léo nos ayuda a vislumbrar otras disposiciones posibles de la sociedad. El texto es didáctico, sin ser informativo; es histórico, sin pretender ser estructural; es filosófico, sin dejar de ser poético.

En cambio, Transmitología (2019) es una pieza dividida en seis capítulos y cosida por numerosas indicaciones de acción y transiciones de escenas. Ya desde el principio, la rúbrica que describe al personaje del texto: “María, travestí guerrillera”, pone en evidencia el compromiso político de la obra. María, que es el nombre de la autora, es también el nombre de todas las que vinieron antes. El pensamiento de Maria Léo va más allá de la esfera individual sin dejar nunca de tematizarla; las cuestiones de su existencia se reflejan en los procesos sociales y políticos que constituyen los territorios, sobre todo en Brasil, país que desde hace años está a la cabeza del ranking mundial de asesinatos de personas trans.

Transmitología fue dirigida por Kika Sena, artista travestí que forma parte de un reciente movimiento de asimilación de la presencia de artistas trans en la escena artística de Brasília, dentro de la cual podemos incluir a la propia Maria Léo y también al Culto das Malditas, que se presentan en su cuenta de Instagram como una “agrupación artística híbrida de producción y resistencia travestí negra y periférica”. Vale la pena destacar, en el mismo período, la actuación de Maria Léo como estudiante de Derecho en el colectivo Corpolítica, un proyecto de extensión de la Universidad de Brasília desarrollado con jóvenes de la periferia del Distrito Federal, bajo la coordinación del profesor Evandro Piza-Duarte, con actividades sobre territorialidad, género, sexualidad, raza/etnia, derechos de las minorías e identidades LGBTQIA+.

La escritura de Maria Léo forma parte de su ejercicio como performer. Ella cuestiona el lenguaje para cuestionar también el sistema que lo produjo y toda la violencia que se inscribió para sostenerlo como dominante. No se trata de un activismo exclusivamente para las agendas transgeneracionales, sino de la revisión de los procesos históricos, estéticos y tecnológicos que generaron el concepto binario de género y lo mantuvieron como paradigma y marcador de la mayoría de las dinámicas políticas y sociales, institucionalizadas o no.

(Glauber Coradesqui)



Maria Léo Araruna es actriz, performer y escritora.

Maria Léo Araruna arrancó su trayectoria en el circuito teatral de Brasília en 2017 como actriz de musicales. Su estreno en la dramaturgia no tardó mucho, un año después, con la presentación de Manifesto Trav(eco) Ciborgue –Manifiesto Trav(eco) Cíborg– (2018), en el Teatro Goldoni. El texto, que toma como referencia el Manifiesto Cíborg de Donna Haraway, fue creado en el contexto de Teatro Eléctrico, un curso de interpretación para principiantes impartido por los miembros del Grupo Liquificador –Grupo Licuadora– y posteriormente publicado en el libro Bricolagem Travesti –Bricolaje Travestí–, editado en 2020 por la editorial Padê. Extractos del manifiesto reaparecen en el cuarto capítulo del solo Transmitología (2019), marcando claramente los aspectos que llegan a interesar a Maria Léo en su investigación artística sobre la propia condición travestí, así como las reverberaciones políticas y estéticas de su producción en una sociedad acostumbrada a borrar las corporalidades disidentes.

El manifiesto como género aparece en diferentes momentos de la historia del arte y del teatro brasileño. Se trata de una forma de expresión que hace converger el deseo de provocar rupturas y desviaciones en los paradigmas estéticos, morales y políticos, y presenta una declaración personal: de un individuo o de un colectivo, de una generación. En el Manifesto Trav(eco) Ciborgue –Manifiesto Trav(eco) Cíborg–, Maria Léo aporta perspectivas jurídicas y científicas al debate sobre la travestilidad y la identidad de género, presentándonos la idea de la identidad como resultado de un proceso de fabricación regido por mecanismos y discursos sustentados en estructuras de poder como el Derecho, la Medicina y la Psicología. A través de esta operación, al demostrar que la cisgeneridad es tan fabricada como la transgeneridad, Maria Léo nos ayuda a vislumbrar otras disposiciones posibles de la sociedad. El texto es didáctico, sin ser informativo; es histórico, sin pretender ser estructural; es filosófico, sin dejar de ser poético.

En cambio, Transmitología (2019) es una pieza dividida en seis capítulos y cosida por numerosas indicaciones de acción y transiciones de escenas. Ya desde el principio, la rúbrica que describe al personaje del texto: “María, travestí guerrillera”, pone en evidencia el compromiso político de la obra. María, que es el nombre de la autora, es también el nombre de todas las que vinieron antes. El pensamiento de Maria Léo va más allá de la esfera individual sin dejar nunca de tematizarla; las cuestiones de su existencia se reflejan en los procesos sociales y políticos que constituyen los territorios, sobre todo en Brasil, país que desde hace años está a la cabeza del ranking mundial de asesinatos de personas trans.

Transmitología fue dirigida por Kika Sena, artista travestí que forma parte de un reciente movimiento de asimilación de la presencia de artistas trans en la escena artística de Brasília, dentro de la cual podemos incluir a la propia Maria Léo y también al Culto das Malditas, que se presentan en su cuenta de Instagram como una “agrupación artística híbrida de producción y resistencia travestí negra y periférica”. Vale la pena destacar, en el mismo período, la actuación de Maria Léo como estudiante de Derecho en el colectivo Corpolítica, un proyecto de extensión de la Universidad de Brasília desarrollado con jóvenes de la periferia del Distrito Federal, bajo la coordinación del profesor Evandro Piza-Duarte, con actividades sobre territorialidad, género, sexualidad, raza/etnia, derechos de las minorías e identidades LGBTQIA+.

La escritura de Maria Léo forma parte de su ejercicio como performer. Ella cuestiona el lenguaje para cuestionar también el sistema que lo produjo y toda la violencia que se inscribió para sostenerlo como dominante. No se trata de un activismo exclusivamente para las agendas transgeneracionales, sino de la revisión de los procesos históricos, estéticos y tecnológicos que generaron el concepto binario de género y lo mantuvieron como paradigma y marcador de la mayoría de las dinámicas políticas y sociales, institucionalizadas o no.

(Glauber Coradesqui)



Capítulo 4: Cíborg

María, en el centro del escenario, finaliza la mímica con los dos brazos extendidos hacia el público.

María: Hay dos procedimientos. El primero de ellos (Acentúa la mano derecha extendida hacia el público.), es producir un hombre perfecto, guapo, correcto, incorruptible. El segundo (Acentúa la mano izquierda extendida hacia el público.), es producir una travestí. Y todo empieza así: cogen a una mujer y la tumban en una camilla. Le atan las manos, le atan los pies; la dejan inmóvil. Cogen a un chip: un chip de semen, de macho, de esperma. Y lo implantan en lo más profundo del útero de la mujer. La tecnología contamina todo lo orgánico, la tecnología contamina todo el endometrio. Después de nueve meses –con mucho cuidado, con mucha precaución– retiran ese feto masculino del interior del útero y lo mantienen en un recipiente cerrado a baja temperatura, para que continúe su programación según sus codificaciones de masculinidad tóxica. Mientras que ese útero jodido, usado y reutilizado, necesita ser limpiado. Ellos raspan, recogen y eliminan todos los nódulos, miomas y tumores que quedan allí y los tiran a la basura. El problema es cuando esos mismos nódulos, esos mismos miomas y tumores empiezan a crecer, a desarrollarse, a tomar forma, contorno, silueta... y se convierten en una criatura fea, una criatura rara: mitad arteria, vena, músculo, mitad máquina. Yo soy el efecto de este proceso. Los travestís –todos ellas, todas las que vosotros conocéis o que habéis visto algún día en vuestra vida– pueden ser efectos de este proceso. Porque el mismo bisturí médico-corporativo que consume a las mujeres es el mismo que descarta a las travestís. El mismo bisturí médico-empresarial que consume a las travestís es el mismo que descarta a las mujeres. Y como queda para la producción de este hombre perfecto, correcto, incorruptible, nazco yo: animal, híbrida, no humana, intento de mujer, travestí-cíborg. Y para seguir en pie, sobreviviendo, tengo que, cada día, hacer un ritual de mí misma. Cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, cada milésimo, tengo que hacer de mí un ritual, una magia, una brujería. Y lo hago a partir de todo lo que me dais. Como, trago, mastico todo lo que está disponible, todo lo que se ofrece, lo que se distribuye, y lo vomito. El resto, el rincón, lo que sobra, soy yo. Y a partir de este resultado mal hecho, es bueno trazar la frontera entre el cuerpo, el hueso, la sangre, la gónada, el coro y la maquinaria, la herramienta, lo industrial, lo farmacéutico, lo tecnológico. Pongo hembra en un macho suelto, pongo hembra en un macho caído. Porque para hacer travestí, como ya les dije, hay una “receta”, hay una “regla”, hay un “informe”, es “prescriptivo”. Empezando, pues, por el Prospecto de la colonización de los cuerpos. El Código Internacional de Enfermedades decía esto: “Transexualismo: trastorno mental y del comportamiento”. En segundo lugar, las facturas. Facturas de sexo mal pagado. Por los hombres que vinieron, me chuparon, me cogieron, me escupieron, me abrieron y se fueron. ¡Bragas! Bragas para recordar el gozo que no tuve, porque no quise, porque no fue solicitado, no fue pedido, fue sin consentimiento: violación. Por último, un poco, pero sólo un poco, de testosterona; bloqueadores para que no suban esos niveles de testosterona y anticonceptivos para que suban los niveles de progesterona y estrógenos. Y mira, no hago tal ritual para tener como resultado una mujer natural, porque no lo soy. No hago tal ritual para tener como resultado una mujer orgánica, porque no lo soy. No hago tal ritual para obtener como resultado una mujer virtual, pues tampoco lo soy. ¡Soy una mujer sintética! Y, entre el cuerpo y la tecnología, me saco el cíborg del culo. (Se saca un pañuelo morado del culo y lo utiliza para vendarse los ojos. Camina lentamente hacia la mesa del bar que está detrás de ella y coge una pequeña caja con el nombre Dandara en la parte superior. Vuelve al espacio que estaba en el centro del escenario frente a la mesa y levanta la caja presentando dicho nombre al público.) Dandara: chica cuidadosa y soñadora. Travestí brutalmente torturada, golpeada y asesinada el 15 de febrero de 2017, en Ceará, por una jauría de ocho hombres. (Se agacha, deposita la caja en el suelo, la abre, saca un pendrive de su interior y lo muestra al público.) Su memoria y su espíritu están guardados en este dispositivo pen drive. (Devuelve el pendrive a la caja que está en el suelo, vuelve a la mesa y coge otra caja con el nombre de Marsha P. Johnson en la parte superior. Vuelve al espacio que estaba en el centro del escenario, frente a la mesa, y levanta la caja presentando dicho nombre al público.) Marsha P. Johnson: activista pionera de los derechos LGBTI. Travestí, marica negra, drag queen. Marsha fue encontrada muerta en el río Hudson, en 1992 en Nueva York. Hasta el día de hoy, su muerte no ha sido realmente investigada. (Se agacha, deposita la caja en el suelo, la abre, saca un CD-ROM de su interior y lo muestra al público.) Su memoria y su espíritu están guardados en este dispositivo CD-ROM. (Devuelve el CD-ROM a la caja que está en el suelo, vuelve a la mesa y coge otra caja con el nombre de Venus Xtravaganza en la parte superior. Vuelve al espacio que estaba en el centro del escenario, frente a la mesa, y levanta la caja presentando dicho nombre al público.) Venus Xtravaganza: artista, performer y puta. Mujer transexual que fue encontrada muerta en el Hotel Dutchess en 1998 también en Nueva York. A día de hoy, nadie sabe quién fue el que la estranguló. (Se agacha, deposita la caja en el suelo, la abre, saca un disquete de su interior y lo muestra al público.) Su memoria y su espíritu están guardados en este dispositivo disquete. (Devuelve el disquete a la caja que está en el suelo, vuelve a la mesa y coge otra caja con el nombre de Thadeu Nascimento en la parte superior. Vuelve al espacio que estaba en el centro del escenario, frente a la mesa, y levanta la caja presentando el nombre al público.) Thadeu Nascimento: chico de fe, trabajo y lucha. Hombre negro trans que fue encontrado muerto el 6 de marzo de 2017 en Bahía. Su cuerpo mostraba marcas de golpes y disparos en la cabeza. (Se agacha, deposita la caja en el suelo, la abre, saca un pen drive de su interior y lo muestra al público.) Su memoria y su espíritu están guardados en este dispositivo pen drive. (Devuelve el pendrive a la caja que está en el suelo, vuelve a la mesa de espaldas al público, se deshace el moño, selecciona un mechón de pelo con la mano izquierda y, con la derecha, coge unas tijeras. Lleva las tijeras al mechón de pelo seleccionado y lo corta. Luego vuelve a dejar las tijeras sobre la mesa y, en un giro de 180º, se coloca delante del público mostrando el trozo de pelo cortado.) Este es mi cuerpo: ¡Cómanselo! (Coge un vaso de vino de la mesa y lo muestra al público.) Y esta es la sangre de Kika Sena: actriz, performer, poeta y directora de teatro. Travestí, mujer trans, negra, periférica y sirena volcánica. Kika obtuvo el primer puesto en el máster de Artes Escénicas de la Universidad de Brasília. ¡Y, hoy, está en Acre, viva! Esta es su sangre: ¡bebedla! (Espera unos segundos.) No. (Coloca el mechón de pelo cortado dentro de la copa de vino.) ¡Bebemos, comemos! (Vierte el vino en el suelo, de manera que se forme una franja paralela junto a las cajas que se dejaron allí.) ¡El banquete es todo nuestro! 

(Fragmento de Transmitología)