Leonarda Glück es actriz, dramaturga, performer y directora de teatro. Se graduó en Artes Escénicas en la Facultad de Artes do Paraná. Con una carrera de más de 25 años, Leonarda fue responsable de la fundación de la Compañía Silenciosa y del Colectivo Selvática.
Ha escrito más de 20 dramaturgias, entre ellas Florrie, a importância extrema (2011), Iracema 236ml (2004), The Mango Tree (2004), Cabaret Macchina (2018), A mesa (2019), entre otras. En 2016 publicó el libro A perfodrama de Leonarda Glück. Literaturas dramáticas de uma mulher (trans) de teatro –El perfodrama de Leonarda Glück. Literaturas dramáticas de una mujer (trans) de teatro–, en el que tenemos acceso a una selección de seis textos para el teatro:
As três irmãs. Um melodrama rocambolesco em quatro capítulos –Las Tres Hermanas. Un melodrama enrollado en cuatro capítulos–; Cutelo assassino. Uma tragédia grega de atrocidades –Cuchilla asesina. Una tragedia griega de atrocidades–; Jesus vem de Hannover –Jesús viene de Hannover–; O faqueiro de Górgona ou Górgona e as mil facas encantadas –La cubertería de la Gorgona o Gorgona y los mil cuchillos encantados–; Rebecca ou David começa a babar –Rebeca o David empieza a babear–; y Stoccarda. En 2019 fue contemplada en la convocatoria de Dramaturgia en Pequeños Formatos Escénicos del Centro Cultural São Paulo (CCSP) con el texto Trava bruta, que ganó la publicación en 2021 por la misma convocatoria.
Trabaja con la fusión entre lenguajes artísticos, como el teatro, la danza, la performance, la literatura, la música, el vídeo, las artes visuales y cibernéticas, sus relaciones con el cuerpo y las resonancias afectivas. Los principales temas desarrollados por la artista son el amor, el neocolonialismo, la globalización, la lingüística, las fronteras, la tecnología, la transexualidad, los conflictos mundiales, Brasil, el sexo, la violencia, la cultura LGBTQIA+, la dominación y el poder.
A partir de este universo diverso, encontramos en la presentación de su libro, la lectura del artista Ricardo Nolasco: “La palabra de Leonarda Glück no pide perdón ni licencia. Se establece sin miedo. Corroe, perfora, ríe y muerde. Toda la tradición es veneno para sí misma, el pasado es tan patético como el presente o el futuro y las esperanzas son tan risibles como cualquier buena intención. Mucho más que la ironía, el sarcasmo y el pastiche son sus armas más letales. A los ojos, los oídos y la sagaz percepción de Glück no se le escapa nada. Su obra es como un dedo fino, seductor y libertino, en la herida abierta que es el mundo occidental. El dedo penetra creando la ilusión de una curación o de una caricia y, cuando la herida menos lo espera, gira con la máxima fuerza. Didascálico: risas inaudibles”.
Ricardo Nolasco parece certero al indicar la potencia de la dramaturgia de Leonarda. Completamente al margen de los preceptos tradicionales, pero también reacia a los modismos del teatro contemporáneo, los textos de Leonarda cifran la complejidad que abordan sus temas. Sin embargo, los discursos no son unívocos, no convergen en la dirección de una síntesis. Aun así, Nolasco explica que “su escritura mezcla todo tipo de discursos, posiciones y referencias sin ningún juicio de valor: clásicos, cultura de masas, pop, prospectos de medicamentos, alta filosofía, una conversación en el autobús, posts reaccionarios en la línea de tiempo, fragmentos de antiguas revista, los peores programas de la televisión brasileña, griegos y troyanos: todos están sometidos a la acidez intertextual de Leonarda Glück”.
En cuanto a la tematización del universo trans, Leonarda Glück señala: “Desde mi punto de vista, creo que siempre es el mayor reto tratar el tema con la importancia y la sencillez que tiene al mismo tiempo. Puede parecer curioso decir esto, pero es cierto. [...] A ver, lo que quiero decir es: las necesidades de las personas trans (por usar el término más usado en el tema) son bastante similares a las de cualquier otra persona no relacionada con este tema específicamente. El respeto, el afecto, la salud, la medicina, el tratamiento, el consumo, la producción, la cultura, la vivencia, la capacidad, la actividad sexual, el intelecto y todo lo demás son cosas que conciernen a todos los seres vivos, ¿no es así? Si no lo son, deberían serlo. Lo que está mal es querer quitarle el derecho al otro por su forma personal de actuar. [...] Entonces, seguramente no puede ser la forma en que usamos nuestra mente y genitales lo que debe marcar una diferencia definitiva, pues incluso esta diferencia bien puede ser igual a la diferencia del otro en otro rincón del mundo. [...] Otro gran reto es escuchar lo que dicen las personas transexuales, escucharlas con respeto y seriedad en primer lugar, y sólo después entrar en la crítica y el juicio, porque éstos son bastante democráticos y están ahí para todo y todos en el mundo”.
En este sentido se desarrolla la dramaturgia de Leonarda Glück. La mayoría de sus textos sitúan la transexualidad no como un supuesto, sino como un lugar en el mundo. Ricardo Nolasco refuerza: “en su texto, por cierto, nunca se abandona esta cuestión, Glück no se esquiva de nada, al contrario: lo expone todo. Como un fauno o un sátiro, sabe que lleva en su cuerpo –marcadas–todas sus trayectorias y esto no la lleva a ningún tipo de victimización, porque su mirada no se naturaliza ni a sí misma”.
Pero es en Trava bruta donde encontramos la tematización de la transexualidad. Leonarda señala lo siguiente: “Me vino una posible angustia repentina: la de no haber conseguido en otro momento escribir tan íntimamente sobre el tema de la transexualidad, y sus efectos en mi mente y en la vida social de la que formo parte, como ser humano y como artista brasileña, ciudadana del mundo, de mi cuerpo y de mi arte. Ya había escrito sobre ello, por supuesto, pero es la primera vez que dedico un espectáculo entero a mi –aunque no única– experiencia transexual”. Y es en este texto donde encontramos su construcción poética a partir de su identidad: “Nuestro encuentro de hoy es sobre un trastorno poco común. Un trastorno mío poco común. Mío. Eso dice sobre mí. Se trata de mi carne. / Pero también se trata de un tipo de carne en el mundo. / También se trata de los deslices que comete la naturaleza. / Conmigo la anatomía se ha vuelto loca. / Se trata de alguien anatómicamente normal que se siente miembro del sexo opuesto. / Yo, en este caso. Poco común. El sexo opuesto es lo que me constituye. Aunque mi anatomía es común. / En el globo, aproximadamente 3,6 billones de personas comparten la misma anatomía común conmigo. / Poco común es el sentimiento. Raro. Peculiar. Un gesto humano y solitario. / Lucho contra este cuerpo que amo. / Este cuerpo-ficción que el tiempo degrada sin piedad. / Este espectáculo es para que me libere de mí mismo”.
(Lígia Souza Oliveira)