Movimiento 4: Buscando al cuerpo del Nordeste
Henrique se dirige al público, mientras Mateus y Robson calientan el cuerpo.
Henrique: Así que nos pusimos a investigar el cuerpo del Nordeste. ¿Cómo sería? ¿El cuerpo del Nordeste? ¿Sería una marca de nacimiento, una guisa en su forma de caminar, respirar o gesticular? Entonces empezamos a observar a la gente que circula por las ciudades del Nordeste. Pero era imposible encontrar un patrón. La gente es tan diversa, ¿no? Fue entonces cuando la literatura vino a nuestro rescate. Semana 2: El cuerpo en pedazos.
Henrique lee un pasaje de “Os Sertões” mientras Mateus y Robson siguen calentando.
Henrique: “El hombre de campo es, sobre todo, fuerte. No tiene el raquitismo agotador de los mestizos neurasténicos de la costa.”
Robson: (Dando una carcajada que solo quien es del Ceará puede darla, entra en escena y saca a Mateus de su asiento.) Ihhhha. Has perdido neurasténico…
Henrique: ...su aspecto, sin embargo, a primera vista, revela lo contrario. Le falta el aspecto plástico impecable, la gallardía, la estructura muy correcta de las organizaciones atléticas. Es vergonzoso, torpe, retorcido. Hércules-Quasimodo, refleja en su aspecto la fealdad típica de los débiles. El caminar carece de firmeza, sin rectitud, casi gigantesco y sinuoso, demuestra la traslación de miembros desarticulados. Recrudece su postura que suele ser abatida, en una muestra de descuido que le da el carácter de una humildad deprimente. A pie, cuando está parado, se apoya invariablemente en el primer umbral o muro que encuentra. Caminando, incluso a paso rápido, no traza un camino recto y firme. Es el hombre permanentemente fatigado”.
Robson: Espera, Henrique, no estoy de acuerdo.
Henrique: ¿Con qué no estás de acuerdo?
Robson: Con esa descripción.
Henrique: Robson, es Euclides da Cunha. ¿Vas a entrar en desacuerdo con Euclides da Cunha?
Robson: Vaya, que yo puedo estar en desacuerdo incluso con el diablo. No tengo nada en contra de la literatura, para nada ¿eh?, pero eso no es lo que conozco yo, puede ser en Bahía, en Canudos, pero en mis páramos no hay nada de eso de “caminar sin rectitud", “postura abatida”, “humildad deprimente”. Ya te digo que no hay nadie así en Janduis.
Mateus: No tienes que serlo, Robson, sólo tienes que parecerlo.
Robson: Es la sequía del 77.
Henrique: Sí, la sequía. Podría tener algo que ver con la sequía, sí. Pero, ¿por qué la sequía de 1877?
Movimiento 5: Inventando el Nordeste
Robson: (Recoge unos documentos y se los entrega a Henrique.) Porque antes, cuando llegaba la sequía, el suelo se agrietaba y el ganado empezaba a morir, los dueños de las fincas corrían a la costa y dejaban morir a sus esclavos junto con el ganado.
Henrique: El ganado y los esclavos, podrían reemplazarlos más tarde.
Robson: La sequía de 1877 fue diferente. Junto con la sequía llegó la viruela y no sólo murieron los esclavos y el ganado. La élite también se vio afectada.
Henrique: (Leyendo.) Cuando comenzó la calamidad, las multitudes emigraron a las ciudades costeras. Fortaleza, que entonces tenía 10.000 habitantes, cuadruplicó su población.
Robson: La sequía dejó de ser un fenómeno climático. Se convirtió en una marca geográfica, determinada por el organismo oficial encargado de definir la geografía de Brasil: la prensa.
Henrique: (Leyendo.) José do Patrocínio escribió para el diario de Río de Janeiro describiendo la sequía en el Nordeste.
Robson: Sí, en aquella época, desde Bahía hacia arriba era todo Norte.
(Entra la imagen de los artículos ilustrados con fotos de cadáveres y niños muertos.)
Henrique: En el papel, la catástrofe de los cuerpos despedazados en la búsqueda de vender periódicos.
Mateus: Las malas noticias son las que se venden.
Robson: Luego a los reportajes de José do Patrocínio sumaron las fotos de Joaquim Antônio Correa y el libro El hambre de Rodolfo Teófilo, y ya está: el Sertão del Norte se convirtió en sequía, flagelo y retirantes, que abandonan su tierra a causa de la sequía y la miseria en busca de un lugar que les proporcionen mejores condiciones de vida.
Henrique: Por supuesto, rápidamente, los gobernantes vinieron a ayudar a la gente que se estaba muriendo de hambre. Dom Pedro II, en su momento, declaró: (Entra el audio de Michel Temer, ex presidente de Brasil, diciendo que será recordado como el mayor presidente del Nordeste de todos los tiempos.) Además, Dom Pedro II prometió vender “hasta la última joya de la Corona” para acabar con la sequía. No vendió, sino que envió ingenieros a perforar pozos. Sólo que no funcionó. Por alguna razón, cuantos más recursos llegaban a manos de los gobernantes para combatir la sequía, más moría la gente.
Mateus: Una buena sequía es una sequía que rinde.
Robson: Y la población siguió migrando a la costa. Hasta que en 1915, en Ceará, el gobierno puso en marcha una actitud revolucionaria. Crearon el primer campo de concentración para evitar que los migrantes llegaran a la costa. (Entra reportaje del periódico sobre el campo de concentración.)
Henrique: Mucho antes de Alemania, ¡qué pueblo de vanguardia! El gobierno intentó entonces convencer a los jubilados de que se fueran al Amazonas, puesto que allí no faltaba agua.
Robson: La crueldad se convirtió en noticia y poco después el Instituto Federal de Obras contra la Sequía, con sede en Río de Janeiro, definió que los estados del Norte, devastados por la sequía, necesitaban una atención especial y, por primera vez en un documento de 1920, apareció el nombre de la región Nordeste.
Henrique: Que sólo fue oficializado por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística en 1942.
(Fragmento de A invenção do Nordeste –La invención del Nordeste–)