Actriz A –Me recuerdo de una de estas fiestas de junio... Cuando vi todos estos banderines, el olor a maíz asado.... El patio de la escuela estaba lleno de gente, y cuando nos acercamos a la plaza, donde todos estaban bailando, un chico vino, me agarró por el brazo, me metió en una aula oscura y me encerró dentro. No tuve tiempo de defenderme y no entendí nada... Cuando miré a un lado, un chico de octavo curso estaba allí, también había sido atrapado. Entonces empezamos a pedir ayuda, cuando ya estábamos casi roncos de tanto gritar, el chico que nos pilló dentro apareció por la puerta y, amenazante, le dijo al otro:
“Si quieres salir de ahí, tendrás que besar la boca de esta negrita”.
No me recuerdo mucho de lo que pasó después, algunas imágenes, algunos fragmentos, los borré de mi memoria por voluntad propia. Pero lo que se quedó en mi mente, lo que nunca pude olvidar, fue que dijera “boca” con cara de asco... La boca. La boca. Era mi boca.
(La Actriz A se sienta en silencio durante un rato. Entonces empieza a golpear la mesa, se acerca a alguien del público y habla señalando con el dedo.)
Actriz A –Te maldigo. Hasta que no pagues por lo que me hiciste, todo lo que hagas te irá mal. Hasta que no pagues por lo que me hiciste incluso lo que pienses va a salir mal. ¿Sabes por qué? Porque estoy aquí. Estoy aquí. Estoy aquí. Estoy aquí.
(La actriz A se sienta de nuevo en su silla, recomponiéndose. La actriz B extiende sus manos mientras susurra el estribillo de la canción “Assum Preto”. Los dos cantan juntas. Se vuelven a reír.)
Actriz B –Te lanzo una maldición...
Actriz A –Te lanzo... y es poderosa... Hay algunas ausencias que sólo se notan siglos después. No habrá pareja para bailar en las fiestas de junio. No habrá pareja para la diversión. No habrá pareja para el afecto. No habrá pareja para el primer beso.
Actriz B –Pero existen otras presencias incluso después del pasado. El apodo infame, la mirada despectiva, la palabra violenta, el gesto hostil. Sólo que nuestra infancia comenzó hace unos 400 años y esto casi nadie lo percibe y ni siquiera lo percibirán. Pero lo que no saben es que hubo una corona que llegó mucho antes. Y no sólo nosotras llevamos tantos años así...
(La luz se desvanece, la Actriz B se prepara para ir hacia la proyección. Se quita la ropa y se la entrega a la Actriz A. En la proyección aparece su cuerpo ya desnudo, cortado y en fusión, aludiendo a la imagen de La Mujer de Vitruvio, de la pintora Harmonia Rosales, una recreación de la obra de Leonardo da Vinci: El Hombre de Vitruvio.)
Actriz B –No soy como las demás creaciones, aunque soy el principio, que manifiesta la voluntad de procrear. Que sea un acuerdo entre nosotras. No vayas por ahí hablando mal de la creadora, sólo por encontrar su forma pesimista. Es porque se me han quitado la voluntad de procrear y quizás me he vuelto hueca. Es que hace falta mucho, pero mucho valor para poner un cuerpo negro en el mundo. No soy como las demás creaciones, aunque soy el principio, que manifiesta la voluntad de apaciguar. Que este sea otro acuerdo entre nosotras. No vayas por ahí hablando mal de la creadora sólo por encontrar su forma rígida. Es que me han quitado la quietud y quizás me he convertido en una persona fría. No soy como otras creaciones, aunque soy el principio, que manifiesta la voluntad de afectar. Que esto sea un último acuerdo entre nosotras. No vayas por ahí hablando mal de la creadora, sólo para que te choques con la guerra. Me han quitado la paz y quizás me he convertido en una tormenta.
(La proyección se ralentiza hasta que termina. La actriz B se tumba en el suelo y se convierte en un cuerpo, está muerta. La actriz A entra con la cámara en la mano. Toma fotos y examina el cuerpo encontrado. Va a cubrir el cuerpo con una sábana blanca. Hace un examen forense.)
(Fragmento de Afeto –Afecto–)