Soy una voz, tan solo una voz.
Y aunque sé que vosotros no creéis en este tipo de existencia, que no es humana, hasta aquí he venido para emitir sonidos de vuestras limitadas lenguas. Lenguas que no deciden. No deciden si hablan lo que escriben, o si escriben lo que hablan. Me estoy comunicando con las palabras de una bestia humana, porque sois tan egoístas, tan egoístas, que sólo entendéis vuestras propias lenguas. Podría comunicarme en Código Morse, en sonidos inaudibles, en ondas magnéticas, o cualquier otra cosa por el estilo. Creéis que mi existencia no existe, pero tenéis que saber que las voces existen. E invaden materias. Y son voraces por las materias.
Ayer entré en ti, cosa. Es posible. Pero no te acuerdas. ¿Te acuerdas? Sí que te acuerdas… pensaste que era la lepra, el viento, la luz que simplemente rozaba el brillo de tu imagen. Todo imagen: imagen silla, imagen sofá, imagen aceite, imagen ámbar, imagen pato, imagen caballo, imagen perro, imagen mujer.
Se ve el cuerpo de la mujer.
Y de nuevo, la Voz, en la penumbra:
Hace unos minutos, por ejemplo, he penetrado en una de estas sillas. Puedo penetrar, invadir, ocupar todo. Tampoco tengo principio, ni fin, ni comienzo. Tampoco tengo vida, porque no tengo fin. Si no tengo fin, no tengo vida. Penetro en la materia, salgo de ella, proclamo la materia, soy libre, yo sí que puedo. Puedo cerrar todo esto aquí e irme. Me iré a otra ceremonia, yo puedo. En otro lugar. Sí que puedo. Puedo entrar en la fuente de energía, ¿por qué no? Yo puedo, yo puedo...
Incluso puedo entrar...
Dentro de este paisaje.
Se ve el cuerpo de la mujer. Inerte. Sin acción en el mundo. Es desde allí que ahora habla la voz:
Nada está hueco por aquí. No, no es un hueco.
Todo tan resbaladizo, como las cremas.
Oscuro, todo oscuro. Oscuro.
Si volviéramos este cuerpo del revés, lo entenderéis: aquí es un lugar oscuro, oscuro.
Y todo esto que hay aquí dentro: esto, esto, esto, esto aquí también, esto, se sorprende, ¡buenas noches, corazón!, así que eres tú, qué travieso eres, ¡hola!, si volviera este cuerpo del revés, tendría que enfrentarme a la bestia allá afuera...
¿Me oís? ¿Lo oyes, corazón? ¿Pulmón? ¿Sangre? ¿Hueso? Hay una bestia feroz allá afuera, ¡una cosa para sostener flechas y armas en las manos! ¿Sabéis el nombre de esta bestia? ¿Sabéis cómo se llama esta bestia? ¿Sabéis su nombre?
La mirada de los otros.
El sol no entra aquí, el sol no entra, pero tampoco hace falta alguna. Hacia el público. Os pido que me escuchéis para que toméis conciencia de vosotros mismos, todo está oscuro dentro de ti, ti, ti y ti y ti. Y tampoco son objetos, no, es una vegetación, o... una... máquina, todo se mueve, se mueve, se mueve, ¿se han dado cuenta?
Silencio. El cuerpo permanece sin acción.
Ahogada en la sangre. ¡Creo que estoy llena de sangre! Debo estar roja, es una textura, soy pura sangre violenta, pura sangre veloz, verdad, la sangre es tormenta y todo se mueve, se mueve, se mueve, frenéticamente se mueve, se mueve, ¿se han dado cuenta?
Un brazo se levanta como una vieja puerta que chirría lentamente.
...mientras intenta levantar el brazo. Nunca he tenido que hacer tanto esfuerzo. Es como una embarcación, estoy izando una vela gigantesca, es como mover un barco, como si estuviera en una tormenta y es mi sonido el que mueve el timón.
Sacudiendo la cabeza. ¿Ella está sacudiendo la cabeza? Lo estoy intentando desde aquí. ¿Esta mujer está sacudiendo la cabeza? Esta especie de campana, una especie de gran capilla, gran capilla. Estoy dentro de un nido, como en un bosque… La sangre, la sangre es una tormenta, epidemia, y aquí hay tipos de ramas, estoy sintiendo ramas, es asqueroso, es como estiércol de la tierra, esa es la consistencia, ¿me entendéis?
Moviendo los ojos por el espacio. Y aquí, los faros del paisaje.
Ojos son faros.
¿O son cuchillos?
O moluscos.
Es un susto. Es el diablo. Es todo a la vez.
(Fragmento de Vaga carne)